Con el final del verano y la rutina llamando a la puerta, es fácil caer en esa sensación de vacío y bajón existencial que, seamos sinceros, todos hemos sentido alguna vez. Es lo que pasa cuando el curro o la vida que te has montado no termina de llenar. Laura Jorge, dietista-nutricionista y directora de su propio centro, lo tiene clarísimo: el síndrome posvacacional es un clásico de la rentrée, y lo primero que deberíamos hacer es parar el carro y pensar en los cambios que realmente nos pueden hacer felices.
Porque no se trata solo de volver a los madrugones y al tráfico; en vacaciones nuestros hábitos se van al garete. Las cervezas de más, las noches largas y el «hoy me lo merezco» son parte del encanto estival, pero luego pasa factura. Según la experiencia de Laura, el verano se convierte en ese paréntesis donde todo vale, y lo que tanto esfuerzo nos costó mantener durante el año se desmorona. El resultado: un subidón de bienestar mientras dura el descanso y un bajón brutal cuando toca regresar a la realidad.
Tips para sobrevivir a la vuelta a la rutina
- Una buena alimentación: No te pongas metas absurdas de cuerpos de revista que, al no alcanzarse, solo generan frustración y una relación tóxica con la comida. La clave, según Laura, está en abandonar ese concepto anticuado de «dieta» y apostar por un estilo de vida que sea equilibrado y atractivo los 365 días del año.
- Planifica el regreso con antelación: No cometas el error de apurar hasta el último minuto. Volver a la realidad un par de días antes de reincorporarte al trabajo te permite aterrizar suave, deshacer maletas y retomar la rutina sin la sensación de ir a contrarreloj.
- Incorpora pequeños placeres en tu día a día: No hace falta esperar al próximo verano para disfrutar de la vida. Según la psicología positiva, incluir actividades que te den alegría—como un buen café, una cena con amigos o tu serie favorita—puede mantener el bienestar en alza todo el año.
- Exposición a la luz natural: La luz del sol es tu mejor aliada. Está científicamente probado que regula los ritmos circadianos y mejora el estado de ánimo. Aprovecha para salir a la calle, aunque sea para un paseo corto. Tu energía lo agradecerá.
- Muévete, aunque sea un poco: No hablamos de ponerte en modo atleta, sino de integrar movimiento en tu día. Hacer ejercicio libera endorfinas, las hormonas del buen rollo. Algo tan simple como caminar o hacer yoga puede marcar la diferencia en cómo te sientes.
- Fija metas: Deja de mirar atrás y enfócate en lo que viene. Plantéate objetivos que te motiven, ya sea aprender algo nuevo, mejorar en tu trabajo o planificar la próxima escapada. Según los estudios, tener algo que esperar genera dopamina, manteniendo la motivación a tope.
- Sé amable contigo: Volver a la rutina no significa exigirte el 100% desde el día uno. Escucha a tu cuerpo y respeta tus tiempos. La auto-compasión es clave para no caer en la sobrecarga emocional. Date permiso para retomar el ritmo a tu manera y sin prisas.
‘Staycation’ o cómo romantizar el no poder ir de vacaciones en verano.
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