Basta con introducir el hashtag #coquette en TikTok (17.800 millones de visualizaciones) o en Instagram (1.487.236 publicaciones) para darse cuenta de que esta tendencia, parece regresar cada vez con más fuerza. El estilo coquette, palabra francesa que se traduce como coqueta, podría definirse como un estilo híper femenino, en referencia a la época de la Regencia victoriana, que destaca por los vestidos doll, los lazos, los volantes, los corsés, los tejidos suaves y vaporosos, los colores pastel, los brillos, las perlas y los estampados cute. Pero completamente descontextualizando las prendas de su significado original.
Aunque la Generación Z ha sido la última en apropiarse de esta tendencia, sus inicios se pueden ver reflejados en 2010, coincidiendo con el estreno de “María Antonieta” de Sofia Coppola, con el ascenso de Lana del Rey y Taylor Swift como iconos de estilo. 14 años después, siguen manteniendo su status de fuente de inspiración, solo hay que ver la última campaña de San Valentín de Skims. La campaña con Lana de protagonista incluye todo lo que venera la coquette girl del momento: lazos, transparencias, gatos, tonos pastel y tejidos suaves como el raso, el encaje y el satén.
Como todas ellas, las que siguen esta tendencia, beben té matcha, dan mucha importancia a la literatura (en donde cabe desde Jane Austen hasta Mi año de descanso y relajación, de Ottessa Moshfegh) y a la música. Ellas sienten devoción por los zapatos de Repetto y sueñan con firmas como Vivienne Westwood, Dior o Chanel. Esta inocencia sexualizada e hiperfemenina tiene sentido dentro de la sociedad actual pues pasa por el hecho de apropiarse de todo aquello que ha servido de burla o menosprecio a la mujer, reivindicando la autoexpresión y olvidándose de los prejuicios.
Que esta tendencia está más viva que nunca lo confirman marcas de moda como Rodarte, en la colección Primavera-Verano 2024 inspirada en jardines de flores y siluetas de los años 30. O en la de Simone Rocha x Jean Paul Gaultier Haute Couture para la misma temporada con los grandes lazos, el encaje, el tul y las flores como grandes protagonistas de su colección. La tendencia ha llegado incluso al universo beauty, con una manera de maquillarse que traslada esos cánones de muñeca vistos en el desfile Haute Couture de Maison Margiela.
La Generación Z conoce la problemática que rodea a aquellos personajes que a lo largo de los siglos han sido sexualizados, como Dolores de Nabokov, o las ninfas; deidades de la mitología grecolatina que viven para el disfrute y el juicio externo. Todas ellas han servido para ilustrar relaciones de desigualdad en donde la mirada masculina tiene un papel fundamental. En el pasado, cuando a una chica le gustaba lo «básico» como el rosa, Starbucks o Crepúsculo, se veía como algo negativo. Ahora, se reclama y se celebra todas esas cosas de las que había que avergonzarse.
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