En una conversación íntima con Zane Lowe en Apple Music, Timothée Chalamet reflexionó sobre el desafío y la responsabilidad de interpretar a Bob Dylan en su próximo proyecto cinematográfico. Chalamet se mostró particularmente enfocado en la «dignidad» que requiere tan monumental rol, un término que resuena profundamente en su proceso creativo y personal. «La experiencia que he tenido, sé que fue digna», comentó Chalamet, «pero también bromeo al respecto con mis amigos. No se trata solo de haber sido la mejor experiencia como actor, sino de lo que se siente al conectar con el trabajo y con la figura de Dylan».
El actor señaló que su relación con el proyecto comenzó hace más de cinco años, cuando la propuesta de interpretar al legendario músico llegó poco después de su éxito con Call Me by Your Name. En aquel momento, aunque era consciente de la veneración hacia Dylan, no conocía a fondo su música ni su impacto cultural. «Cuando me ofrecieron este proyecto, sentí que no crecí con Dylan, pero eso fue una ventaja», explica. «Me permitió ver a Bob desde fuera, sin prejuicios, solo con curiosidad».
Chalamet, quien describe su incursión en el mundo de Dylan como una inmersión profunda en una «iglesia», dice que se sintió como un humilde discípulo de la música de Dylan. «Estoy en la iglesia de Bob, soy un discípulo», afirma con pasión, reconociendo que la película le ha dado la oportunidad de servir de puente entre el público contemporáneo y esa época dorada del folk.
En su conversación, Timothée trazó paralelismos entre su carrera y la de Bob Dylan, especialmente en su lucha por encontrar un espacio auténtico en el cine, como Dylan lo hizo en la música. «Dylan quería ser una estrella del rock and roll, pero encontró su camino en la música folk, algo que me resuena». Al igual que el joven Dylan, quien comenzó en bares pequeños mientras los grandes nombres del rock dominaban las listas de éxitos, Chalamet se abrió paso en películas de bajo presupuesto pero de gran riqueza artística, como Call Me by Your Name o Lady Bird. «Al principio, me decían que no tenía el cuerpo adecuado para las películas comerciales de acción. Pero encontré mi lugar en proyectos más personales, con una estética más profunda».
Uno de los mayores retos de la película, según Chalamet, fue la preparación vocal y musical. En Un Completo Desconocido, Chalamet no solo actúa, sino que también canta y toca en directo, un desafío aún mayor dada la reverencia por las interpretaciones originales de Dylan. «Hacer la música en vivo fue el reto más singular», confiesa. A lo largo del rodaje, no hubo pregrabaciones, todo se grabó en tiempo real, incluyendo la famosa canción «Song to Woody». «Me equivoqué un poco con la guitarra, pero la esencia estaba allí. Y después de esa grabación, lloré. No por ser dramático, sino porque entendí lo que significaba ser parte de ese legado, de dar vida a algo tan real».
Chalamet no solo aprendió a tocar varias canciones de Dylan para el papel, sino que también se preparó físicamente con un entrenador de armónica y trabajó estrechamente con un equipo de entrenadores vocales y de movimiento. «Durante el rodaje, Nick Baxter, el supervisor musical, y yo pasamos mucho tiempo asegurándonos de que todo sonara genuino. La guitarra de Dylan en esa época era casi un artefacto en ruinas, algo que queríamos capturar».
A medida que Chalamet asume roles más complejos, también se adentra en la producción. Aunque sigue trabajando como actor, ha mostrado interés en ser productor en proyectos que le apasionen. «La confianza se construye a través de la colaboración, pero es esencial no entrometerse en la visión de un director. Yo me he ganado mi lugar al añadir mi voz, especialmente en la música de la película». El actor también destacó la importancia de los roles de autoría en el cine, y la posibilidad de trabajar con cineastas como Alfonso Cuarón, aunque reconoció que la producción de una película bajo su propia dirección sería un desafío innecesario por el momento.
Timothée también se adentró en cómo su interpretación de Dylan lo ha impactado personalmente. «Vivimos en una cultura que constantemente mira hacia atrás y contextualiza el pasado. Dylan siempre fue un tipo que no miraba atrás, y eso me hace cuestionarme: ¿qué haría Bob en este momento?» En una época de edición constante y filtros, Chalamet reconoce la importancia de la autenticidad y de no dejarse llevar por la nostalgia. «Es fácil mirar atrás y tratar de encajar el pasado en el presente, pero yo trato de vivir el presente. Lo que he aprendido de Bob es a no ser complaciente, a seguir buscando la verdad».
Con esta película, Chalamet no solo está explorando la vida y música de un icono, sino también reconociendo su propia evolución artística. Como dice, «Lo primero es lo artístico. No se trata de pretender, sino de desafiarse a uno mismo, de conectar con lo más profundo de uno».
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