Del 18 al 20 de noviembre, Málaga vivió tres días intensos que no solo pusieron la ciudad en el mapa de la moda, sino que redefinieron qué significa ser innovador, original y, sobre todo, arriesgado en el mundo de la moda. En el corazón de esta revolución creativa se encontraba SPAM, el certamen que se ha coronado como la cita imprescindible para los nuevos talentos, y que, en su primera edición, rendía homenaje al legado de un visionario con el Premio Internacional de Moda David Delfín Talento Original. Desde HIGHXTAR, nos colamos en el epicentro de la moda y esto es lo que vivimos.
Si hay algo que caracteriza a SPAM es su enfoque honesto con la moda contemporánea. Y no es casualidad que el certamen se celebre en La Térmica, el espacio que ha hecho de la vanguardia su bandera. Nos recibieron con la instalación Ballon Mood, de Álvaro Calafat, una oda al uso del balón como símbolo de su marca. Pero, a diferencia de otras muestras, aquí no se trataba de un arte estático, sino de un mensaje vivo: la moda como una evolución constante, como algo que no solo se lleva, sino que también se vive y se transforma. Calafat, junto a Ana Ponf, ofreció una visión que, como el propio certamen, desbordaba los límites de lo convencional.
El primer día arrancó con energía, y no solo por las piezas expuestas. Las mesas redondas fueron el espacio perfecto para sumergirse en el universo de Delfín, un diseñador que, más que una referencia, fue una verdadera fuerza disruptiva en la moda española. “David Delfín, la mirada inesperada” fue una charla profunda sobre la huella que dejó en la industria, y aunque estábamos rodeados de historias sobre él, todo seguía pareciendo actual. La forma en que Delfín logró que la moda fuera arte, que el cuerpo humano fuera un lienzo de pura experimentación, sigue más viva que nunca.
Si hay algo que define a SPAM es la capacidad de llevar la moda a un terreno experimental. No bastaba con que los diseñadores mostraran sus colecciones, teníamos que vivirlas, sentirlas. Y eso fue exactamente lo que pasó en la performance “David Delfín, mi vida anterior”, de Dani Pannullo. Un despliegue de arte escénico que nos transportó a los primeros años de Delfín, cuando la moda y el arte aún no habían encontrado un lenguaje común. Fue como estar dentro de una cápsula del tiempo, pero con un toque de rebeldía actual.
La performance se desdoblaba en tres actos y, aunque todo lo que sucedió sobre el escenario fue increíble, la emoción alcanzó su punto álgido en “Bimba b (nunca seré una modelo)”, cuando los alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga, junto a actores y bailarines, dieron rienda suelta a la esencia provocadora de Delfín. La música de los dj’s @foiegrass_ y @gazzi.gazzi.gazzi contribuyó a esa atmósfera onírica y cargada de actitud que solo se puede experimentar en un evento como SPAM.
El miércoles 20 de noviembre llegó el momento culminante de SPAM: los desfiles. Y aquí fue donde SPAM se hizo grande, donde la creatividad se mostró sin filtros ante un jurado de lujo, pero también ante nosotros. Las nueve colecciones finalistas brillaron con una autenticidad tan feroz que, al final del día, sabíamos que la moda no era solo cuestión de telas y patrones, sino de ideas, de ideologías, de romper moldes.
Uno de los momentos que se quedó grabado en nuestra mente fue el paso de “Neuroblastome” de Naya Ahbad, la diseñadora francesa de Parsons, cuyo trabajo tocó fibras sensibles, explorando la autoaceptación y los límites del cuerpo humano. Su colección fue un grito de libertad, un juego de texturas y estructuras que no temían a la experimentación.
Pero también hubo otros momentos memorables. “Distortion”, de Milagros Pereda, de Parsons París, trajo una estética que parecía sacada de un sueño caótico, mientras que “To All Women, To All Mothers” de Nia de Fer, de la Universidad Ramón Llull, ofreció una reflexión sobre la mujer y la maternidad, que se traducía en una colección profundamente humana y, a la vez, poderosa. Hanjiao Wang, procedente de The new School y Parsons París, fue seleccionada por su proyecto ‘Dream’. Desde la ESDI de Sabadell llegó Alejandro Abadía Grimaldos con su trabajo ‘Lux in Tenebris’.
Los otros tres diseñadores finalistas fueron Andrea Godoy de la Escuela Superior de Diseño de La Rioja por su propuesta ‘Final, Final, Final’, Marín, que llegaba desde la Escuela Superior de Diseño de Madrid con su colección titulada ‘La Madrugá’ y Mandula Maczkó, de Polimoda, que desfiló con las creaciones de ‘To watch and to be watched’. Más tarde, bailamos al ritmo de @saavdcarlos, @lesbiannette y @andreavandall.
Naya Ahbad se lleva el premio
Y, al final, el galardón fue para Naya Ahbad, una diseñadora cuya colección fue, sin duda, un soplo de aire fresco y una reafirmación de que la moda no tiene límites. Su enfoque emocional y desafiante sobre la autoaceptación fue lo que convenció al jurado, y la joven creadora francesa se llevó a casa el premio de 10.000 euros y una escultura diseñada por Irene Molina, inspirada en los icónicos dibujos de David Delfín. Un final que nos dejó con la sensación de que la moda no está muerta, sino que está más viva que nunca, en manos de creadores como Ahbad y los otros finalistas.
Tras tres días de pura magia creativa, podemos decir que SPAM no solo ha sido una celebración de la moda, sino también un manifiesto de lo que está por venir: una moda más consciente, más diversa y, sobre todo, más atrevida. Málaga ha demostrado que no solo es sol y playa, sino también un verdadero punto de encuentro para el talento emergente. Y como HIGHXTAR, tenemos claro que esto es solo el principio. Nos vemos el próximo año, porque SPAM ha llegado para quedarse.
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