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Yung Beef hace historia con su “Día de la Bestia” en Madrid

Yung Beef ofreció en el Palacio Vistalegre uno de los mayores espectáculos de su carrera.

Yung Beef hace historia con su “Día de la Bestia” en Madrid

¿El diablo también va a misa? Yo diría que sí.

Casi tres años hacía que Yung Beef no daba un concierto en Madrid. Bueno, no sé si a lo suyo se le puede llamar concierto, ritual satánico o paseo por el Infierno. El caso es que el pasado 14 de diciembre daba uno de los mayores espectáculos de toda su carrera en el Palacio Vistalegre.  

Yung Beef comenzó el setlist con fuerza, y el público lo supo desde el primer beat de Beef Boy. A su alrededor, figuras infernales vapeaban como si esa moda hubiese llegado al Reino de Lucifer. Cuando Fernandito salió al escenario, la conexión fue instantánea: un reencuentro entre un profeta y sus fieles. Lo que vino después fue un viaje por su trayectoria, desde temas recientes como «La 125» (aunque Quevedo no apareció para acompañarle) y «Cherry» junto a Raúl Clyde, hasta clásicos como «Metallica».

Dividido en bloques que representaban pecados capitales –Lujuria, Ira y Pereza, Violencia, Avaricia, Gula–, cada parte estaba ambientada por una experiencia visual sin precedentes en los shows de Fernandito. Fue Vélodrome la encargada de llevar a cabo toda esta parafernalia. En el escenario, individuos disfrazados de demonios compartían espacio con chicas que parecían recién salidas de quirófano, envueltas en vendajes, simbolizando una obsesión enfermiza con la perfección y los excesos. Todo esto se sentía incómodo, y a la vez imposible de apartar la mirada. Entramos en un estado morboso, como todo eso que tiene que ver con el deseo y los pecados, ya me entendéis.  Todos somos un poco diablillos a veces, ¿no? Y nos encanta. Pero también tenemos nuestras debilidades, que os aseguro que resonaban en nuestras cabezas cuando Lucifer interpretaba canciones como “Effy”, “Rosas Azules” o “Nos fuimos Lejos”.

Lo que ocurría en la comunión del Sábado, como en todas las de El Seko —y las ideas que las alimentan— puede parecer aberrante. Pero eso no me parece algo necesariamente malo. Que una expresión artística, o un movimiento entero, del que obviamente él es el papá, logre escandalizar profundamente a los foreigners de esta misa, significa que está removiendo algo, y eso ya es un gran logro. Y el repertorio de “El Día de la Bestia” no podía ser menos. Desde el trap más crudo y directo con temas como «Singapur» y «Las Prendas», hasta el reguetón oscuro y melancólico de canciones como «Infierno» o «Articuno», que interpretó junto a Albany. Incluso hubo espacio para recordar los días de PXXR GVNG con temas como «El Cigala». Yung Beef estuvo solo en el escenario en pocos momentos de la noche. Sticky M.A. también cantó junto a él su “Diablo” y Hakim, Soto Asa, y Kaydy Cain aparecieron allí para cantar sus himnos junto a Fernando. Al que echamos de menos fue a Pablo Chill-E, pero lo compensó la aparición muy muy sorprendente de Cecilio G mientras que Yung Beef y Goa cantaban “Nubes Negras”. 

Llegado el momento, Fernando dejó caer una frase que resumió la noche: “Esto es mejor que ir a misa.” Y tenía razón. Ofreció una liturgia que conectó perfectamente con sus fieles pecadores. Cuatro cambios de vestuario marcaron los diferentes actos del show, reservando el último para el soliloquio final. En medio de luces rojas y una atmósfera cargada de humo, Fernando estaba “Ready Pa’ Morir”, con el aire de un mesías rezando por su público o quizás por algo más grande, su redención: “Mami, dame la bendición.”.

Durante años, Fernando ha ignorado los moldes de la industria, lanzando discos y proyectos a su manera, sin seguir las reglas del marketing ni de los sellos discográficos. Ha creado su propio camino, y todos, de una forma u otra, hemos terminado siguiéndolo a pies juntillas. Y no puedo evitar pensar: “Joder, Fernando, eres un anarquista sí, pero también eres un romántico empedernido, no hay más que verte”.  

Por lo visto la nueva era de Fernando como La Bestia no terminará aquí, y se irá a Latinoamérica en 2025. Y es que el concierto fue muy bueno. Fue provocación, pero también verdad, y eso es lo que hace de Yung Beef un artista tan especial: que incomoda un poco, y cuestiona nuestros ángeles y demonios. Al final todos nos movemos un poco en eso. 

El bajo mundo es el corazón palpitante de Infierno Festival.

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