Esta crónica nos transporta al lado más oscuro y fascinante de las mujeres que reinaron en la pantalla de Hollywood.
Su título, tomado del impactante titular del New York Post tras la trágica muerte de Grace Kelly, se convierte en la llave de entrada a una colección que revive la belleza sublime de aquellas estrellas de la Era Dorada, cuyas vidas llenas de glamour terminaron siendo tan míticas como trágicas.
De esta forma, la diseñadora londinense que ha conseguido colarse en el armario de las it-girls, continúa explorando las complejidades de la madurez femenina, pero con un sorprendente giro. Aquí, la nostalgia de los 50s y 60s se mezcla con la audacia de una mujer que sabe lo que quiere, desafiando los estereotipos con una elegancia retro pero ferozmente moderna. Es un guiño a la perfección inalcanzable de esas diosas de Hollywood —desde Marilyn hasta Elizabeth Taylor— que, aunque a día de hoy son todo un icono, por aquel entonces vivían atrapadas en un aislamiento abrumador.
Esa fascinación por el glamour y la soledad nos lleva a la historia de una chica suburbana que, atrapada entre las expectativas de su familia y la obsesión por un mundo al que nunca perteneció, empieza a soñar con escapar, a través de la moda, hacia su propio reinado.
La colección SS25 captura ese contraste entre la inocencia y el deseo de madurez prematura, un juego de imágenes en el que la pureza se mezcla con la tentación de lo prohibido. Los tweeds de club de campo y los monogramas bordados se combinan con minifaldas de encaje y hotpants que redefinen el poder femenino. La sastrería, aunque elegante, se lleva de forma desestructurada, con medias al aire, mientras que los vestidos de inspiración baby doll y los cuellos exagerados dialogan con un toque de nostalgia pop.
Además, el guiño a las damsels in distress —con estampados de pájaros y detalles góticos— nos recuerda que el peligro y la belleza siempre han estado entrelazados en esta estética de culto. Y para rematar, la palabra ‘Goddesses’ se estampada sobre seda rosa, como un manifiesto de la obsesión por esa belleza inmortal, pero a la vez irreal.
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