Milán no es solo la capital de la moda, también es un epicentro gastronómico que ofrece una mezcla vibrante de lo clásico, lo moderno y lo más inesperado. Durante la Semana de la Moda, la ciudad se llena de creatividad y estilo, no solo en las pasarelas, sino también en sus cafeterías, restaurantes y bares. Si buscas sitios para comer (o tomarte algo entre desfile y desfile), aquí tienes los spots imprescindibles.
BAR BASSO
Bar Basso no es solo un bar, es una leyenda. Un lugar donde el aperitivo se eleva a arte, donde la mezcla de cócteles tiene alma, y donde la ciudad parece detenerse un instante para saborear su propia esencia. Famoso por ser el creador del legendario Negroni Sbagliato, Bar Basso es una institución milanesa que lleva más de 60 años ofreciendo algo mucho más que un simple trago. El ambiente es como un viaje al pasado: un local de techos altos, luces tenues, muebles vintage y una atmósfera de esos bares antiguos que te envuelven en un aura de sofisticación relajada. Si estás en Milán, no hay excusa para no sumergirse en su atmósfera y disfrutar de una copa en el templo del aperitivo.
BAR LUCE
Imagina un lugar donde el glamour de Milán se encuentra con el aire nostálgico de los 60, donde cada rincón parece sacado de un fotograma de The Royal Tenenbaums. Bar Luce, ubicado en la Fundación Prada, es el lugar donde los sueños de cine se hacen realidad. El Bar Luce no solo es una joya de diseño, sino que su carta de bebidas y snacks también está a la altura del decorado. Los cócteles aquí no son solo bebidas, son pequeñas obras de arte que se sirven con una precisión casi quirúrgica, y los dulces y bocados, aunque sencillos, no dejan de sorprender con su elegancia. Este es el sitio donde las conversaciones fluyen tan naturalmente como los tragos, y donde cada minuto parece estar congelado en el tiempo, invitándote a disfrutar de la belleza de la vida cotidiana como nunca antes.
BAR PARADISO
Si existe un lugar en Milán donde el glamour, la coctelería de autor y el espíritu rebelde de la ciudad se dan la mano, ese es Bar Paradiso. Ubicado en el animado barrio de Navigli, este bar se ha convertido en un verdadero must para quienes buscan algo más que una simple copa. Aquí, cada trago es una declaración de intenciones, y cada sorbo una experiencia sensorial que trasciende las expectativas. Es como si estuvieras entrando en una película de Wes Anderson pero con un toque de irreverencia milanesa, donde el diseño y la personalidad son los protagonistas.
BICCHIERINO BAR
En un rincón escondido de la Vía della Moscova, lejos de las multitudes pero cerca del pulso más auténtico de Milán, se encuentra Bicchierino Bar. Este pequeño y sofisticado refugio es un homenaje a la coctelería de autor, un lugar donde el arte de mezclar se lleva a otro nivel. Si la ciudad es conocida por su ritmo frenético y su moda a la vanguardia, este bar se presenta como un oasis de tranquilidad donde el tiempo parece detenerse, solo para dejar que los sabores hagan su magia. Con su estética minimalista y su iluminación tenue, es el lugar ideal para disfrutar de una copa después de un día de desfiles, o para comenzar la noche en una atmósfera cargada de estilo.
BAR NICO
Ubicado en el icónico Piazza del Duomo, el Bar Nico es mucho más que un bar: es un auténtico refugio del estilo milanés, donde la tradición y la modernidad se encuentran en cada cóctel. Con décadas de historia, este lugar ha sido testigo de mil momentos, pero sigue siendo el epicentro de los aperitivos más auténticos de la ciudad, y uno de los puntos de encuentro imprescindibles durante la Fashion Week. Lo que comenzó como una simple cafetería ha evolucionado hasta convertirse en un espacio chic que, sin perder su alma local, ha sabido adaptarse al ritmo frenético de la ciudad. Bar Nico es un must para quienes saben que la verdadera esencia de Milán se disfruta, sobre todo, en una copa.
ROVELLO 18
En el barrio de Brera se encuentra un restaurante familiar que, desde 1950, ha sido testigo de la evolución de la cocina milanesa y mediterránea. A lo largo de cuatro generaciones, ha mantenido su esencia, ofreciendo una propuesta culinaria que combina los sabores clásicos de la tradición con una interpretación más moderna. Los platos más emblemáticos de la gastronomía local, como el risotto alla milanese o la ossobuco, se sirven con un toque contemporáneo, pero siempre respetando la calidad y autenticidad de los ingredientes. Este restaurante es una oda a la tradición familiar, un lugar donde el pasado se celebra en cada bocado, mientras se adapta con elegancia a las exigencias del presente, convirtiéndolo en una parada obligatoria para los que buscan saborear Milán en su versión más moderna.
ONDA OSTERIA
Si algo sabe hacer Milán es reinterpretar lo clásico con una frescura única, y Onda Osteria es la prueba perfecta de ello. En este rincón de la ciudad, la tradición de la cocina italiana se encuentra con la visión contemporánea. Onda Osteria no es solo un restaurante, es una experiencia culinaria que, como su nombre sugiere, fluye y se adapta, manteniendo siempre su autenticidad pero con la mirada puesta en el futuro. La carta, cuidadosamente elaborada, juega con ingredientes frescos y de temporada. Cada sorbo de vino en Onda es una apuesta por lo natural, lo auténtico y lo arriesgado, lo que convierte a este local en el lugar perfecto para los que buscan un poco de todo: tradición, modernidad y, sobre todo, calidad.
OSTERIA LAGRANDISSIMA
Osteria LaGrandissima es la perfecta fusión entre lo tradicional y lo rebelde. En pleno corazón urbano, nos invita a descubrir la esencia de la gastronomía campestre a través de ingredientes olvidados, pero con una visión totalmente renovada. Tres chicos milaneses que, aunque apasionados de su ciudad, echaban en falta la conexión con la naturaleza, decidieron trasladar su sueño a Ponte Nuovo, en la Martesana, creando un refugio que no solo te llena el estómago, sino que te conecta con lo auténtico. Aquí, comer es una experiencia de bienestar, y el vino, siempre buenísimo, fluye a la perfección con la comida. Porque si algo está claro, es que el campo también se puede encontrar en la ciudad.
SUGO
Sugo es un homenaje a la tradición italiana que ha pasado por el filtro de la modernidad. En pleno centro de Milán, justo al lado del Duomo, esta trattoria de vanguardia propone una vuelta de tuerca al concepto de «fast fine dining». El equipo de Anna Clara Caimi y Matteo Ceppi se han encargado de transformar recetas clásicas italianas en versiones más contemporáneas, pero sin perder ese sabor inconfundible de las trattorias auténticas. El resultado: platos que te saben a hogar, pero con un diseño de presentación y una atmósfera inspirada en el pop y el estilo de los años 80. Un local que refleja el equilibrio perfecto entre el pasado y el futuro.
VINOIR
Si eres un amante del vino natural, Vinoir es tu templo. Este rincón en los Navigli no es solo una enoteca, es un laboratorio de investigación vinícola. Con un enfoque totalmente auténtico, seleccionan a mano vinos «vivos» que cuentan historias detrás de cada botella. En su bistrot, cada plato es una obra maestra pensada para acompañar estos vinos únicos, elaborados con ingredientes seleccionados que hacen que el maridaje sea mucho más que una simple combinación. En Vinoir, lo que no encuentras en otros sitios son las etiquetas y los sabores que marcan la diferencia. Aquí, solo «vinos vivos, reales, de autor».
SANT AMBROEUS
Sant’Ambroeus es ese tipo de lugar que te hace sentir parte del círculo exclusivo de la ciudad sin necesidad de un pase VIP. Con su mezcla perfecta de elegancia atemporal y aire cosmopolita, este restaurante-cafetería es el punto de encuentro de insiders, modelos y artistas que buscan más que solo una comida: buscan una experiencia. Desde su decoración clásica con toques modernos hasta la carta, que navega entre los clásicos de la gastronomía italiana y las tendencias internacionales, Sant’Ambroeus tiene una selección impecable de platos perfectos para cualquier momento. Cada rincón de este local respira historia y estilo, haciendo que un simple espresso se convierta en un momento memorable.
MARCHESI 1824
Ubicado en el corazón de Milán, Marchesi 1824 es más que un café; es un emblema del lujo atemporal bajo el sello de Prada. Fundado en 1824, este histórico local fusiona la tradición de la repostería milanesa con un diseño sofisticado que parece sacado de un cuento de alta costura. En su elegante interior, puedes pedir el panettone o los pasteles artesanales, elaborados con la precisión de una obra de arte, mientras disfrutan de un espresso en un ambiente que respira exclusividad. Es el refugio favorito de diseñadores, editores y creativos que buscan una pausa entre desfiles, y su sofisticado espacio se convierte en el punto de encuentro perfecto donde la moda y la tradición milanesa se dan la mano.
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