Reunidos en el emblemático Tate Britain, Daniel Lee nos trasladó a la acogedora escena rural del norte de Inglaterra con una colección que no dejó a nadie indiferente.
Orlando Bloom, Lauryn Hill, Brooklyn Beckham, Skepta, Gareth Bale, Edward Enninful o la mismísima Anna Wintour no dudaron en asistir a la cita más aclamada del calendario de la Semana de la Moda de Londres. Y es que Daniel Lee nunca decepciona -o al menos no lo ha hecho hasta el momento-. Pero dejando a un lado las celebridades, el verdadero protagonista de la velada fue, nada más y nada menos, que un misterioso caballero enfundado en una armadura metálica, quien se paseó con confianza por el venue llamando la atención de los más curiosos, quienes no dudaron en acercarse a él para pedirle selfies.
En un majestuoso escenario con cortinas que simulaban las profundidades de un bosque y sobre un tapiz de terciopelo azul, el diseñador decidió rendir homenaje a la nostalgia británica al fusionar con excelencia lo rústico con lo moderno. En sus propias palabras, se trata de «un reflejo de las escapadas de fin de semana al campo, esas que se viven cada viernes por la noche, con largos paseos bajo la lluvia y excursiones a casas señoriales». Una necesidad, casi bohemia, de desconectar del ajetreo de la gran ciudad.
Inspirado por la suntuosidad de los interiores de las grandes mansiones campestres, Lee decidió reinterpretar los tejidos tradicionales y los elementos de la vida rural en trabajadas piezas como las chaquetas de brocado de terciopelo -las cuales imitan los papeles pintados de las paredes-. Al mismo tiempo, los estampados de faisán se convierten en adornos de plumas y los encajes se transforman en detalles de abalorios. Incluso los emblemáticos abrigos de Burberry resurgen a través de la piel repujada y el shearling.
Cada prenda cuenta una historia por si sola: los pantalones jodhpur evocan las actividades ecuestres y la sastrería de lana bebe directamente de Savile Row pero sin perder el distintivo enfoque del creativo. Todo ello bajo una paleta de colores donde predominan el marrón tapiz, el burdeos y el verde botella, evocando así los paisajes de los valles del condado de Yorkshire.
Entre los elementos más destacados cabe mencionar el bolso B Bracelet, el cual representa a la perfección esta intención de fusionar lo clásico y lo contemporáneo al inspirarse en una silla de montar e incorporar detalles actualizados. Las joyas también jugaron un papel fundamental en la propuesta, aportando el toque de elegancia definitivo y haciendo alusión a una época de esplendor.
Y como era de esperar, el casting fue estelar: Lila Moss, Naomi Campbell, Jason Isaacc, Elizabeth McGovern, Richard E. Grant o Nora Attal se sucedieron en la pasarela luciendo algunos de los looks más impactantes.
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