Bienvenidos al espectáculo más extraño del universo: la vida humana. Un one-way ticket sin devolución. Si tienes suerte, tu recorrido será más o menos así: naces. Eres pequeño, blandito, y por alguna razón ya llevas denim con cordón. Todo el mundo te ama. Eres el centro del universo. Pero no te emociones: el hype baja rápido.
Crecés. Escuela, amigos, primeras veces. El juego se pone interesante. Después, universidad: exceso, deseo, emociones descontroladas. Sexo, amor, desamor. Tu cuerpo explora, tu estilo explota. Diesel te acompaña en cada curva emocional. Así comienza «This is Your Life in D», la campaña FW25 que redefine el ciclo vital a través de un solo protagonista y un solo material: el denim.
Glenn Martens, siempre con un pie en la realidad y el otro en el delirio, vuelve a colaborar con el director de arte Christopher Simmonds para contarnos una historia tan absurda como certera: una vida narrada enteramente en denim Diesel. Todo bajo el lente hipertexturizado de Eammon Zeel Freel.
Acto 1: El nacimiento. Un bebé emerge a la escena con más estilo que la mayoría de adultxs. En su cuna, rodeado de una familia diversa y multigeneracional, ya es parte del clan Diesel. Lleva la línea Fluid Denim como si fuera una extensión de su piel. La cámara no lo enfoca, lo adora.
Acto 2: Adolescencia. Hormonas como fuegos artificiales, exploración sexual sin etiquetas, amistad sin binarios. El dormitorio se convierte en zona de juego y descubrimiento, saturado de Relaxed Fits, 1DR Twin Shoulder Bags y vibras de libertad. Los cuerpos se mueven entre besos, sudor y mezclilla.
Acto 3: El clímax. La vida no es una línea recta, y Diesel lo sabe. Un accidente de moto lo cambia todo. El protagonista yace en el asfalto. Su cinturón D aún brilla, pero la escena es dramática. Enfermera hot, testigos en denim, bolsos Double D y un desfile emocional donde el estilo no muere, aunque el cuerpo sí.
Acto 4: La muerte. El velorio es una celebración fashionista. Nada de luto aburrido. Los dolientes llevan denim Dirty Wash fluido. El ataúd, impecable. El difunto, vestido con unos D-Vyl ajustados como si la eternidad fuera otro after. Porque sí, hasta la muerte tiene dress code.
Acto 5: El más allá. ¿Creías que se acababa ahí? Nope. En el cielo —o lo que sea ese lugar lleno de luz y seres surrealistas— lo espera una nueva crew, todxs en denim lavado claro y piezas icónicas Diesel reimaginadas. El viaje no termina, solo muta.
Cada escena está estilizada al extremo. Todo está pensado: los accesorios como cápsulas de memoria. Joyas de plata oversized, brazaletes Metamorph, collares por capas, relojes con nombres que suenan a glitch digital: Closer, D-Sruptor, Streamline. Gafas de sol y ópticas con frames ovalados y perforaciones industriales como si fueran salidas de una rave post-cyberpunk.
¿El mensaje final? Simple y devastador: no hay garantías en la vida. Todo puede desaparecer en un segundo, excepto dos cosas: la muerte… y el denim Diesel.
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