Gucci es Florencia, Florencia es Gucci
Gucci no necesitaba irse a ningún otro lugar a presentar su colección Crucero. La casa italiana ha hecho lo más radical, pero también lo más lógico: volver al origen. Florencia, donde comenzó todo en 1921 se ha convertido en ese lugar sagrado donde Gucci retoma el pulso de su historia justo donde late con más fuerza: en el Palazzo Settimanni, un edificio del siglo XV que funciona como cápsula del tiempo y corazón del archivo de la casa italiana.
La colección se mueve como la ciudad. Lo renacentista se cuela en los tejidos, en los símbolos de Gucci y en sus detalles. Brocados, terciopelos, sedas y encajes aparecen en los looks sin miedo a lo excesivo. Lo contemporáneo aparece en los accesorios. El nuevo bolso Giglio, (sí, como el lirio que representa a Florencia), es una de las piezas que mejor encarna esta fusión con el archivo y el presente. ¿El resultado? Objeto de deseo inmediato.
La piel, ADN de Gucci desde sus inicios como fabricante de equipaje de lujo, se despliega también en piezas como el Horsebit. Y el monograma GG —ese viejo conocido— actúa como punto de unión de prendas y accesorios, mientras la nueva silueta, con hombros marcados y líneas sinuosas, se adapta a cualquier situación de la vida, da igual un paseo que un cocktail de noche.
Hay algo profundamente cinematográfico en todo esto. Gucci recupera ese dramatismo glamuroso que la convirtió en icono, y lo hace con una colección rica en detalles, que entiende que el estilo no es solo vestirse, sino representarse. Por eso, las modelos terminaron su pasarela cruzando las puertas del Palazzo y caminando por Florencia.
Gucci se lanza de nuevo a las calles, como quien empieza un nuevo capítulo de su historia, con la mirada puesta en el horizonte. Porque, tal y como dice Stefano Cantino, su CEO “Regresar a Florencia es tanto un homenaje como una reafirmación de nuestro vínculo con la herencia cultural y artesanal que nos define. El Archivo no es solo un depósito de nuestro pasado; es un espacio vivo donde los códigos de identidad de Gucci se preservan y reinterpretan a través de un diálogo constante.”.
Y lo cierto es que, en un momento donde el archivo se ha convertido en fetiche global, Gucci ha hecho lo que tenía que hacer: poner el suyo en activo.
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