La Maison ha registrado un descenso en sus ingresos del 4,3%.

Tras años de crecimiento casi vertical y precios que subían sin cesar, Chanel se ha visto obligada a llevar a cabo una desaceleración estratégica que apunta directamente a su mayor línea de negocio: la marroquinería.
Hasta ahora, la emblemática Casa que había convertido la inflación en una excusa elegante para publicar el precio de sus icónicos bolsos, está suavizando su narrativa de exclusividad a toda costa. El nuevo planteamiento apuesta por contener los valores económicos, alinearlos con la inflación global y, más sorprendentemente, por una nueva sensibilidad estética bajo la dirección creativa de Matthieu Blazy.
Leena Nair y Philippe Blondiaux, del equipo directivo de Chanel, aseguran que, pese al descenso, la salud financiera sigue siendo robusta. Mientras las líneas de relojería y alta joyería continúan brillando con fuerza, el cuero se ralentiza, y con él la percepción de crecimiento automático que parecía haberse instaurado tras la pandemia.
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