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Prada y Versace: ¿el movimiento que reconfigura el lujo italiano?

Prada cerrará la compra de Versace el 2 de diciembre en una operación histórica de 1.250 millones de euros.

Versace
Versace

Prada ha puesto fecha al cierre de la adquisición de Versace. Será el 2 de diciembre, cuando se complete una operación valorada en 1.250 millones de euros, la mayor en los 112 años de historia del grupo.

La noticia, adelantada por Milano Finanza, señala un paso que va más allá de un simple cambio de dueño. Este movimiento coloca a Prada en una nueva posición y reabre la opción de formar un gran conglomerado italiano capaz de competir con LVMH, Kering o Richemont.

Lorenzo Bertelli toma el timón

La compra llega pocos días después de que se anunciara el nuevo rol de Lorenzo Bertelli como presidente ejecutivo de Versace. El heredero del grupo y responsable del éxito reciente de Miu Miu asumirá el cargo cuando se cierre la operación. Aun así, no habrá cambios inmediatos, quiere observar primero y actuar después.

Más que un relevo generacional, la pregunta es si Bertelli podrá trasladar la «fórmula Miu Miu» a Versace. Un método basado en ajustar producto, precio y narrativa para conectar con un público joven. Una estrategia que podría dar nueva vida a una marca conocida por su estética barroca, pero que lleva años buscando una actualización real.

El estado de Versace

Versace llega a Prada tras años complejos bajo Capri Holdings. El grupo no consiguió frenar la caída iniciada tras la compra en 2018. Intentó suavizar el barroquismo, subir precios y ganar margen, pero las ventas bajaron un 20%, la empresa acumula pérdidas y su red de tiendas propias sigue siendo reducida. La fuerte dependencia del wholesale y del outlet terminó frenando su crecimiento.

La situación contrasta con la del Grupo Prada, que ha reforzado su distribución directa y ha logrado crecer incluso en un contexto global irregular para el lujo.

Prada, en modo expansión controlada

Prada cerró los nueve primeros meses del ejercicio con 4.070 millones de euros en ingresos, un aumento del 6%. El impulso más fuerte vino de Miu Miu, que elevó sus ventas un 41%. Oriente Medio, América y Asia-Pacífico también contribuyeron, mientras que Prada registró una ligera caída del 1,6%.

La adquisición de Versace, discutida «durante largo tiempo» por la familia, responde a una idea clara. La de construir un actor italiano con más peso propio. Versace puede aportar una estética reconocible y un universo expresivo que complementa lo que Prada ya domina.

¿Qué puede significar esta unión para el lujo?

Si Miu Miu es un indicador, la integración puede abrir una nueva fase para Versace. Una etapa que mantenga su energía maximalista, pero con una ejecución más precisa y adaptada al consumidor actual.

Prada no busca domar la marca, sino reactivarla con una estrategia que ya ha demostrado funcionar. Versace no pierde su identidad; gana un grupo capaz de sostenerla y llevarla más lejos. Y el lujo italiano vuelve a tener la opción de hablar desde un bloque fuerte.

Este acuerdo no es un punto final. Es el inicio de un capítulo que puede cambiar el mapa del high fashion europeo.

Donatella se despide de Versace con un viaje al pasado.

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