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¿Cuáles serán las tendencias sexuales en 2026?

Menos sexo impulsivo, más placer consciente: cómo la tecnología, la cultura pop y el bienestar están redefiniendo la sexualidad en 2026.

¿Cuáles serán las tendencias sexuales en 2026?

La sexualidad ya no puede entenderse como un gesto aislado ni como un acto puramente físico. Es cultura, es identidad y es política del cuerpo. Está atravesada por el contexto social, económico y tecnológico que habitamos, y al mismo tiempo lo moldea. Hablar de sexo hoy es hablar de cómo vivimos, de cómo nos vinculamos y de qué lugar ocupa el placer en un mundo cada vez más mediado por pantallas, algoritmos y nuevas sensibilidades.

Lovehoney Group acaba de publicar su Informe de Tendencias en Sexualidad para 2026, basado en encuestas a más de 8.000 personas en ocho países, incluida España, que revela un cambio profundo en cómo nos relacionamos con el placer, la intimidad y las relaciones. El informe incluye declaraciones de Elisabeth Neumann, sexóloga titulada y responsable de investigación de usuario en Lovehoney Group.

En 2025, la conversación sobre sexualidad se desplazó definitivamente del margen al centro. La diversidad de prácticas y deseos dejó de ser una excepción para convertirse en paisaje cotidiano. Los juguetes sexuales se integraron en la vida doméstica, mientras que la inteligencia artificial empezó a colarse en nuestras relaciones, nuestras dudas y nuestras conversaciones más íntimas.

De cara a 2026, el horizonte apunta hacia un placer más consciente, más reflexivo y, paradójicamente, más libre dentro de los límites de lo socialmente aceptable. La desestigmatización avanza, el imaginario se expande y la sexualidad se vuelve menos normativa. Pero también más compleja. A medida que la IA evoluciona, cambia la forma de conocernos, desearnos y vincularnos.

1. Placer con propósito

La Generación Z está redefiniendo el papel del sexo en su vida. Frente al mandato de la frecuencia, la espontaneidad o la validación externa, esta generación se acerca a la intimidad desde la intención. El placer ya no es algo que “toca” vivir, sino algo que se elige, se negocia y se adapta a los propios valores.

Lejos de la narrativa alarmista que habla de apatía o desinterés, lo que ocurre es un cambio de prioridades. La Gen Z no tiene menos sexo porque lo valore menos, sino porque lo selecciona mejor. El consentimiento, los límites, la preparación emocional y la autonomía pesan más que las métricas tradicionales del éxito sexual. En 2026, una vida sexual “saludable” ya no se mide en cantidad, sino en coherencia personal.

Celiba-Z

Este fenómeno ha sido bautizado informalmente como “Celiba-Z”. Los datos lo respaldan: solo el 13 % de la Generación Z mantiene relaciones sexuales semanales, frente al 37 % de los millennials. Sin la presión de cumplir expectativas heredadas, la intimidad se redefine como algo significativo, no automático.

Como explica Elisabeth Neumann, responsable de Investigación de Usuario y sexóloga del Lovehoney Group, esta generación ha crecido hiperconectada, expuesta a cuerpos idealizados, pornografía omnipresente y narrativas poco realistas sobre sexo y citas. El resultado es una mezcla de empoderamiento y cansancio. La intimidad digital puede generar desconexión, pero también ofrece espacios inéditos para explorar identidad, deseo y consentimiento desde otros códigos.

La muerte del sexo borracho y del sexo de una noche

Durante décadas, el sexo casual bajo los efectos del alcohol fue un cliché cultural y un rito de paso. Hoy, ese imaginario se desinfla. Entre los jóvenes de 18 a 24 años, casi la mitad asegura no haber tenido nunca sexo borracho. El alcohol deja de ser el gran desinhibidor, al mismo tiempo que desaparecen muchos de los espacios nocturnos que lo propiciaban.

Este distanciamiento coincide con el declive de los espacios tradicionales de ocio  nocturno, con el cierre de muchos clubes y locales nocturnos en los últimos años. Sin  el alcohol como desinhibidor y sin los entornos sociales donde los encuentros casuales se normalizaban, no resulta sorprendente que las relaciones de una sola  noche sean cada vez menos frecuentes entre los jóvenes. Al mismo tiempo, las citas para tener sexo se han vuelto más comunes. En ellas se sale para “únicamente” tener sexo en  lugar de buscar una relación.

2. Tríos Digit-AI-les

La inteligencia artificial se está introduciendo silenciosamente en las relaciones  modernas. Lo que empezó como una herramienta de productividad y entretenimiento está influyendo ahora en cómo las personas hablan de sexo, gestionan las citas y  buscan apoyo emocional, convirtiéndose en una tercera presencia en la intimidad.

Hablar de deseo, límites o inseguridades sigue siendo difícil, incluso dentro de relaciones consolidadas. En ese vacío, la IA aparece como un interlocutor accesible, anónimo y sin juicio. Se le pregunta cómo durar más, cómo comunicar fantasías, cómo reducir la ansiedad o si una preferencia sexual es “normal”. A medida que su papel crece, también aumenta la necesidad de establecer estándares éticos y mecanismos de responsabilidad que aseguren que estas herramientas refuercen y no sustituyan la conexión humana.

Aunque la mayoría sigue prefiriendo el contacto humano, los datos muestran una apertura significativa: más de la mitad de las personas estaría dispuesta a tratar temas sexuales con una IA. En cuestiones como masturbación o técnicas sexuales, el anonimato pesa más que la interacción humana. Las diferencias generacionales son claras. Mientras los mayores muestran resistencia, los más jóvenes se mueven en una ambivalencia pragmática: curiosidad sin entrega total.

Un análisis reciente de las preguntas sexuales  más frecuentes formuladas a ChatGPT reveló una clara preocupación por el  rendimiento, la comunicación y la validación emocional. Entre las más habituales se  encuentran: 

  • ¿Cómo puedo mejorar mi vida sexual? 
  • ¿Cómo puedo aumentar mi placer y el de mi pareja? 
  • ¿Cómo puedo durar más en el sexo? 
  • ¿Cómo comunico mis deseos y mis límites en el dormitorio? 
  • ¿Cómo superar la ansiedad ante el rendimiento sexual? 
  • ¿Qué puedo probar para aumentar la excitación? 
  • ¿Cuáles son las mejores formas de aumentar la libido de forma natural?
  • ¿Qué es lo que más excita y lo que menos a hombres y mujeres?
  • ¿Es normal mi preferencia o fantasía sexual? 
  • ¿Qué práctica nueva podemos probar en la cama?

La IA como coach de citas y el fenómeno del «chatfishing»

La IA también se ha infiltrado en el dating. Analizar mensajes, sugerir respuestas o interpretar silencios ya no es cosa de amistades: ahora lo hace un algoritmo. Las primeras fases de muchas relaciones empiezan y a veces se desarrollan bajo mediación artificial. El fenómeno del «chatfishing», ligar sin saber que al otro lado hay una IA, resume la crisis de confianza en las apps de citas. Perfiles optimizados, descripciones generadas automáticamente y matches asistidos erosionan la autenticidad. Para muchos, puede ser el empujón definitivo para abandonar el dating online.

La IA como pareja romántica

Las relaciones románticas con inteligencias artificiales ya no son ciencia ficción. El gasto global en apps de compañía basadas en IA se disparó en 2025 y sigue creciendo, alimentado por la soledad, especialmente entre hombres jóvenes. Con la posibilidad de generar contenido erótico, estas relaciones incorporan también una dimensión sexual.

El riesgo es evidente: dependencia emocional, distorsión de la intimidad, pérdida de habilidades relacionales, manipulación psicológica o el uso indebido de datos  personales sensibles. Sin regulación clara ni mecanismos de control, estas plataformas operan en un vacío ético. El desafío no es frenar la tecnología, sino evitar que sustituya en lugar de reforzar los vínculos humanos.

3. Placer lúdico

El placer sexual se está volviendo más lúdico, estético y culturalmente mainstream. A  medida que los objetos de colección, el diseño novelty y los universos de fantasía  dominan las tendencias de consumo, esta misma sensibilidad está transformando la  forma en que las personas compran y hablan sobre los juguetes sexuales.

En los últimos años hemos asistido a una creciente obsesión por el romantasy,  una fusión entre novelas románticas intensas y ficción fantástica. El auge de este género ha impulsado una explosión de juguetes inspirados en criaturas sobrenaturales, con crecimientos de ventas que superan el 200 %.

Dragones, monstruos y formas imposibles conviven con una nueva estética “cute”, que desdramatiza el placer y lo acerca a la cultura pop. Flores, frutas y formas adorables se convierten en códigos visuales aceptables para seguir hablando de placer en redes, ya que ha habido un endurecimiento de las políticas en plataformas como Google o Meta.

4. Generación (se)X: el placer después del mandato

Aunque gran parte de la conversación se centra en la Generación Z y los millennials, la  Generación X está viviendo un momento especialmente positivo en su vida sexual y  romántica. Especialmente las mujeres, que exploran relaciones con diferencia de edad, aplicaciones de citas y nuevas formas de bienestar sexual.

La menopausia y la perimenopausia, por fin, se nombran sin eufemismos. La autoexploración se reconoce como una herramienta de placer, pero también de salud. Estudios recientes muestran mejoras significativas en síntomas menopáusicos asociados a prácticas conscientes de autoerotismo.

Desde Bridget Jones hasta Babygirl, el cine y la televisión se han llenado de historias de  romances con diferencia de edad protagonizados por mujeres mayores y hombres más  jóvenes, rompiendo con el estereotipo tradicional de este tipo de relaciones.

A diferencia de los más jóvenes, que empiezan a mostrar cansancio frente a las aplicaciones de citas, la Generación X las utiliza más que nunca para conocer gente nueva.

5. Bienestar sexual holístico

El sexo ya no se entiende solo como gratificación. Cada vez más personas lo integran en una visión holística de la salud. Las búsquedas sobre bienestar sexual crecen, y con ellas la conciencia de que la masturbación puede reducir el estrés, mejorar el sueño y favorecer el equilibrio emocional.

El dato más revelador es la confianza en la autoridad médica: más del 70 % ajustaría sus hábitos sexuales si su médico lo recomendara. El placer empieza a percibirse como una práctica legítima de autocuidado, no como un asunto privado o vergonzante.

Como concluye Elisabeth Neumann, el placer es una fuente de vitalidad, conexión y bienestar. Ya sea desde la curiosidad, la relajación o el disfrute puro, cualquier forma consciente y cuidada de vivir la sexualidad es válida. En 2026, el sexo ya no es solo sexo. Es contexto, es cultura y es una conversación que por fin se atreve a mirarse de frente.

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