Celine Van Heel abre una nueva etapa con el lanzamiento de Naufrage, su primer disco de estudio. Hasta ahora era conocida por su trabajo como fotógrafa, con uno de los estilos más reconocibles del panorama nacional, y por dirigir campañas internacionales. Tras su paso por la última edición del Benidorm Fest, la artista da el salto definitivo a la música.
Este debut no surge por casualidad. Naufrage mira directamente a su infancia y a las canciones que sonaban en casa. Esas melodías fueron dando forma a su sensibilidad artística, mucho antes de que la cámara se convirtiera en su principal herramienta. El resultado es un proyecto personal que marca un punto de inflexión en su carrera.
En el proceso ha contado con Alfred García, coproductor y coautor de los temas. Además, participa como voz invitada en una de las canciones del álbum. Junto a él, Marilia Monzón completa los únicos featurings de un disco que apuesta por colaboraciones medidas.
Con Naufrage, Celine Van Heel no solo debuta en la música. También reafirma su deseo de explorar nuevos lenguajes y ampliar los límites de su identidad artística. Un primer paso que confirma que su universo creativo va mucho más allá de la imagen.
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