Georges Vuitton diseñó este emblemático estampado en 1896.
Hay símbolos que trascienden la moda y se convierten en cultura. Es exactamente lo que ha pasado con el Monogram de Louis Vuitton, un homenaje al fundador de la Maison, que en 2026 cumple nada más y nada menos que 130 años. Y para celebrarlo, la Casa ha decidido echar un vistazo a su legado para proyectarlo hacia el futuro a través de una serie de colecciones, activaciones y escaparates especiales que se desplegarán a lo largo de los próximos 12 meses.
Desde su creación, el Monogram se ha consolidado como una firma universal de distinción, un código visual que condensa historia, artesanía e innovación. Concebido como una idea pionera, Georges Vuitton diseñó personalmente el patrón y registró la patente de esta composición de iniciales LV entrelazadas y motivos florales, inspirada tanto en la ornamentación neogótica como en el japonismo. Su objetivo estaba claro: proteger la autenticidad de las creaciones de la Casa frente a las copias, siguiendo el camino iniciado con la lona a rayas de 1872 y el Damier de 1888. El resultado fue un emblema que encarnaba una filosofía de excelencia, modernidad y transmisión.
El resto es historia. Generaciones de creadores, coleccionistas e iconos culturales han sido acompañados por el Monogram. También ha guiado las manos e los maestros artesanos de Louis Vuitton, reinterpretado por genios creativos –Marc Jacobs, Nicolas Ghesquière, Virgil Abloh y Pharrell Williams– y ha servido de lienzo para colaboraciones icónicas junto a artistas de la talla de Takashi Murakami, Yayoi Kusama o Richard Prince.
A partir de enero de 2026, Louis Vuitton inaugurará oficialmente el año del aniversario rindiendo homenaje a sus bolsos Monogram más emblemáticos. Auténticas obras maestras del patrimonio de la Maison como el Speedy (1930), que redefinió la idea de movilidad personal; el Keepall (1930), símbolo de libertad y del arte de viajar; el Noé (1932), creado originalmente para transportar cinco botellas de champán y convertido en un icono de creatividad y del joie de vivre; el Alma (1992), con su elegancia estructural inspirada en la arquitectura parisina; y el Neverfull (2007), el compañero moderno imprescindible.
El aniversario también trae consigo la colección Monogram Anniversary, una propuesta que revisita los códigos del savoir-faire de los baúles históricos mediante tres bolsos de edición especial, combinando diseño contemporáneo, materiales selectos y variados y cuidadas técnicas artesanales.
A esta se suma el Monogram Origine, donde nueva lona jacquard elaborada con mezcla de lino y algodón presentada en una delicada paleta cromática en tonos pastel. La colección toma como referencia la portada de un antiguo registro de clientes de archivo, conectando directamente con la memoria viva de la Casa.
Por otro lado, la colección VVN funciona como una oda al legado marroquinero de Louis Vuitton, confeccionada en piel de vacuno natural de la más alta calidad. Pone en valor la pureza del material, el acabado a mano y la belleza de una pátina que se construye con el tiempo.
Y para cerrar este emocionante homenaje, Time Trunk propone un juego visual único: un estampado trampantojo que reproduce las texturas, los remaches y los detalles metálicos de los baúles históricos de la Maison, transformando el archivo en una ilusión contemporánea cargada de ingenio.
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