Si hay algo que aprendimos con Jeremy Scott a la cabeza de Moschino durante de 10 años, es que la casa siempre entiende la moda como una vía de escapismo a la realidad con diseños divertidos, llenos de humor e ironía y color. Adrian Appiolaza, que acumula una vasta experiencia en casas como Alexander McQueen, Loewe, o Miu Miu, ha cogido de forma sobresaliente el relevo de la casa fundada por Franco Moschino y en la que es su primera colección para hombre, el diseñador nos invita a un viaje hacia nuestro mundo interior y exterior a partes iguales.
”Mejor vestirse como se quiere que como se debe». Ese es el mensaje que Adrian Appiolaza nos ha dado en su primera colección masculina para Moschino. Porque la moda no solo es ropa sino un viaje hacia la expresión de la individualidad, que en ocasiones puede parecer una mezcla inconexa de conceptos muy diversos, pero en realidad se trata de un paraíso de libertad personal, en el que explorar los rincones más profundos de nuestro ser. Este viaje, que es fundamentalmente Moschino, se refleja en cada prenda, cada look, que se presenta como una entidad única con su propia historia que contar.
De hecho, la colección rinde homenaje a Franco Moschino, capturando gestos, recuerdos y destellos del pasado. Estampados de los años 90, como flores de paz, balones de fútbol y manchas irónicas de pizza, reaparecen bajo el prisma de Appiolaza. Los famosos trench-coats retorcidos, la lencería e incluso la icónica chaqueta «Supervivencia» de Primavera-Verano 1992 se reinventa para adaptarse tanto a la vida urbana como a la escapada.
Aquí, un pañuelo de mujer puede transformarse en una falda, y una camisa de hombre puede convertirse en un vestido de novia. Las tradiciones se rompen, y surgen nuevas identidades: un inspector Gadget, una huésped de hotel, exploradores, viajeros de safari, amantes de Italia y el futbol… Los personajes de Moschino son verdaderos exploradores, de su mundo interior pero también del globo. Se mueven entre espacios, ideas e ideales, buscando siempre algo nuevo.
Un maletín con la forma del corazón Moschino Love nos recuerda que debemos hacer solo lo que amamos. Huevos en todas las formas, un croissant como collar, sandías, plátanos, tocados imposibles y una sensación de viajar se imprime en looks ejecutivos en sastrería tradicional, que se deconstruye y se reconstruye, perdiendo su seriedad cuando un huevo frito aterriza en un bolsillo de repente o dos huevos hervidos se convierten en pendientes. botellas de agua, sandías, espigas de trigo, plátanos y huevos fritos.
En un mundo donde perderse puede ser la mejor forma de encontrarse, Moschino nos muestra el verdadero sentido de la vida, que es vivirla. Al igual que cada vida es una aventura, en esta colección de Appiolaza cada prenda es una hazaña.
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