En las pasarelas masculinas de AW23, los diseñadores estimularon nuestra propia fantasía a través de la moda, encumbrando la almohada como el nuevo accesorio viral que resplandeció entre el resto de elementos estéticos y destellos ilusorios.
Cuando la libertad creativa se convierte en un mantra, y la moda se despoja de su atmósfera elitista, emergen tendencias irónicas y evasivas como esta. Una que exploraron con magestría Prada y JW Anderson, confeccionando sus prendas con almohadas rellenas o acolchados, convirtiendo ese accesorio acogedor y mullido en el gran protagonista de los desfiles de la moda masculina de Milán.
En el caso de la interpretación escapista, desenfadada y surrealista de JW Anderson, el elenco de modelos se adhería a almohadas de tamaño natural cosidas en camisetas, o lucía almohadas recubiertas de plástico como si se tratasen de bolsos o clutchs que llevar bajo el brazo.
Un concepto onírico que también se trasladó a la propuesta de Prada, quien confeccionó ese concepto mullido a través de bombers acolchadas extragandes o jerséis y chalecos rediseñados a partir de suaves almohadas de plumón. Las piezas acolchadas de la colección añadían así un contraste relajado y divertido a la sastrería arquitectónica de la colección.
Sus directores creativos, Miuccia y Raf Simons, materializaron esa misma idea escapista en las invitaciones del desfile, que entregaron en almohadas blancas, como una especie de acto con el que aproximarse a la realidad y a lo terrenal.
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Aún así, esta tendencia de moda no se trata de algo nuevo en el sistema de la moda. Ya en 1999, Martin Margiela colaboró con el fabricante italiano de edredones y ropa de cama Featherlite para crear sus icónicos abrigos de plumas 100% plumón. Piezas griales que se encumbraron durante los años 2000 entre los neoyorquinos que buscaban resguardarse del frío durante el invierno polar.
De igual forma, la memorable colección de Viktor & Rolf de 2005, “Bedtime Story” también se adentró en este universo de ensueño, envolviendo a los modelos en lujosos edredones con almohadas de encaje que sobresalían de sus cuellos.
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