Este 2025, con el apoyo de Kilian Paris y CUPRA, hemos dado un paso más hacia la identificación de los verdaderos íconos de nuestra comunidad: figuras que no solo marcan tendencia, sino que desafían inercias y dejan una huella nítida en la cultura contemporánea. El Premio XTAR del Año de HIGHXTAR. no distingue únicamente el talento, sino la capacidad de sostener una identidad auténtica en un entorno donde casi todo se parece. Y en ese sentido, la elección es evidente: Barry B es el XTAR del Año.
A sus veintitantos, Gabriel Barriuso -Barry B- se ha convertido en una de las presencias más singulares del panorama actual. Procedente de Aranda de Duero, un lugar aparentemente distante de la industria cultural, ha logrado abrir un espacio propio en ese territorio intermedio entre la escena independiente y la mainstream, un espacio que él mismo ha contribuido a redefinir. Muy pocos transitan esa frontera sin perder credibilidad; él lo ha hecho con naturalidad y sin renunciar a la persona que era antes de que llegara el foco.
Si algo ha caracterizado a la nueva música española de los últimos años es su tendencia a las etiquetas: urbano, pop, indie, rock, experimental, culto, mainstream. En ese panorama compartimentado, Barry B se ha convertido en una anomalía. Lo escuchan fans del pop, seguidores del rock británico, chavales de la escena urbana, adeptos al indie y público generalista. Es una transversalidad poco habitual, más aún en un artista que todavía se encuentra en los primeros capítulos de su carrera.
Su música contiene esa amplitud. Una misma sesión puede incluir una balada acústica, un corte de rock con guitarras prominentes o un tema teñido de electrónica. Esa variedad no responde a un cálculo estratégico, sino a una melomanía que atraviesa su obra: Barry B lo escucha todo, digiere todo y transforma todo. Sus canciones funcionan como ecosistemas donde conviven referencias del britpop de los noventa, la crudeza del rock alternativo, la cadencia del trap y una sensibilidad pop que se cuela incluso cuando él no parece buscarla.
De CHATO a Infancia mal calibrada
El reconocimiento de este año no puede entenderse sin detenerse en su trayectoria discográfica reciente. CHATO, su primer álbum de estudio, fue su carta de presentación: una obra híbrida, hecha con la libertad impulsiva de quien aún no tiene nada que demostrar. Una sucesión de estilos que, lejos de resultar dispersa, evidenciaba una identidad en formación, un primer mapa sonoro en el que ya se intuía su manera peculiar de abordar la emoción.
Un año después llega Infancia mal calibrada, un EP que consolida su universo y marca un punto de inflexión. Si CHATO era un contenedor de impulsos, Infancia mal calibrada es una versión más afinada de esa identidad. El trabajo explora la infancia, la frustración, la culpa, la ansiedad y la importancia de aprender a convivir con las propias heridas. Su producción combina guitarras de banda, bases orgánicas y capas electrónicas que amplían su paleta sonora sin borrar su esencia.
En este proyecto aparece uno de los rasgos que ya se considera central en su escritura: la capacidad de convertir lo íntimo en un sentimiento compartido. Las canciones operan desde una emocionalidad directa, casi espontánea, que conecta con una generación que encuentra en sus letras un espejo reconocible.
Un directo construido desde la sinceridad
La madurez artística de Barry B se ha hecho especialmente visible en el escenario. Las tres Rivieras que ha llenado este año han sido uno de los hitos más rotundos de su carrera reciente. Lo que sucede en sus conciertos es un espacio de catarsis colectiva en el que confluyen guitarras que rozan lo punk, momentos de vulnerabilidad absoluta y una energía que parece surgir directamente de su biografía.
No ha sido un camino sencillo. Su crecimiento como figura pública ha venido acompañado de decisiones internas difíciles, de cambios en la banda, de la necesidad de aprender a sostener un equipo desde un rol que él mismo nunca imaginó ocupar. Esa transición -la del artista que deja de ser “uno más” para convertirse en la referencia del proyecto- forma parte fundamental del relato de este año. Barry B ha aprendido a liderar mientras giraba, componía y se enfrentaba a un público cada vez más numeroso.
Dejar atrás lo que ya no sostenía
Lo que vuelve especialmente significativa la evolución de Barry B en 2025 no es solo su crecimiento artístico, sino el contexto humano desde el que opera. Hasta hace poco trabajaba como técnico de domótica. Antes de eso, estuvo a punto de mudarse a México para buscar una salida laboral que nada tenía que ver con la música. Su vida estaba atravesada por jornadas interminables, por la rutina repetitiva del bar de pueblo y por un entorno que, sin mala intención, empuja hacia una inercia difícil de romper.
Su salto a la música no responde a un gesto épico, sino a un conjunto de decisiones pragmáticas: dejar un trabajo que le impedía dedicarse por completo al proyecto artístico, abandonar hábitos autodestructivos, tomar distancia emocional de entornos que le hacían daño, reorganizar su vida con una disciplina que nunca había pensado que necesitaría. La lucidez con la que mira su pasado -sin victimismo, sin dramatización- añade un peso especial a su presente.
Transversalidad y legitimidad en todas las escenas
Otro de los elementos que explica su reconocimiento este año es su capacidad de construir puentes entre universos musicales muy distintos. En 2025 ha consolidado colaboraciones que lo han situado tanto en el centro del mainstream como en la vanguardia alternativa. Su tema ‘TRANKIS’ con Aitana, por ejemplo, lo llevó al radar de un público que no necesariamente orbitaba alrededor de su música. Su presencia en la escena rock, la conexión con grupos como Carolina Durante en ‘Yo pensaba que me había tocado Dios’ o con artistas urbanos como Recycled J, Rusowsky, Marc Seguí… Es difícil pensar en otro artista reciente español que haya logrado articular con tanta coherencia esa transversalidad.
La elección de Barry B como XTAR del Año 2025 no se debe únicamente a sus logros -tres Rivieras agotadas, una presencia creciente en la conversación cultural, un EP sólido, colaboraciones clave y el respeto transversal de la industria-, sino a algo más profundo: encarna la sensibilidad de una generación que valora la honestidad por encima de todo. Ha convertido la vulnerabilidad en una herramienta creativa, ha hecho de su propia historia un lenguaje y ha demostrado que se puede crecer sin renunciar a la verdad. Este 3 de diciembre, gracias al apoyo de Kilian Paris y CUPRA, celebramos a Barry B.
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