Este verano no hay sneakers, hay tacos. Lo que comenzó como una subcultura de nicho en TikTok y entre amantes del streetwear se ha convertido oficialmente en una tendencia global. ¿La confirmación? Rosalía, en pleno Nueva York, apareció en la víspera del MET Gala con unas botas de fútbol puestas. Y no cualquieras: unas Mercurial que parecían salidas directamente de un calentamiento del Camp Nou. El mensaje fue claro: las botas de fútbol ya no son solo para el campo. Bienvenidos al verano del #BootsOnlySummer.
El footballcore lleva años rondando la moda, pero siempre desde una distancia estética. Las camisetas de fútbol vintage, las chaquetas técnicas de portero, los pantalones de entrenamiento de los 90… todo eso ya fue asimilado. Pero lo de ahora es más literal, más provocador: llevar el equipo completo, con tacos incluidos. Rosalía no es un caso aislado. Artistas como Central Cee, 070 Shake o los creativos detrás de plataformas como ByBorre y Post Archive Faction han mostrado una creciente fascinación por las prendas técnicas ligadas al fútbol.
Martine Rose, Balenciaga y la canonización del taco
Hay que hablar de Martine Rose. La diseñadora británica lleva tiempo explorando los códigos del fútbol desde lo emocional: el padre que lleva al hijo al partido, los rituales del domingo, los chavales del parque. Su colaboración con Nike en 2023 ya había incluido reinterpretaciones de botas clásicas, pero lo que parecía una excentricidad de pasarela hoy se revela como profecía cumplida.
Balenciaga, por su parte, lleva años empujando los límites del calzado: botas XXL, sneakers deformadas, zapatos que parecen piezas de museo. Su imaginario ha pavimentado el camino para que hoy las botas de fútbol sean leídas no como prenda deportiva, sino como escultura urbana.
En este contexto, no sorprende que los drops más recientes de adidas incluyan botas en colorways minimalistas o que Nike haya empezado a testear modelos sin tacos pero con la estética de los silos clásicos como Mercurial o Phantom GX.
Una tendencia nacida del algoritmo, legitimada por la calle
La ironía es que esta tendencia, tan física, nació de lo digital. El hashtag #BootsOnlySummer se cocinó en TikTok, en una mezcla de humor, provocación y nostalgia por los recreos de los 2000. Pero lo que empezó como meme terminó encarnándose en los fits de los early adopters del streetwear global.
Los códigos son claros: pantalones técnicos, faldas cargo, camisetas oversized, gafas wraparound y, en lugar de sneakers edición limitada, botas de fútbol reales. El uniforme de esta microescena mezcla sensibilidad Y2K, nihilismo post-pandémico y una especie de reivindicación de la masculinidad recontextualizada. Porque, seamos honestos: nada grita fútbol como un par de Total 90, pero ahora se combinan con bolsos de Acne Studios y eyeliner negro.
¿Qué nos dice esto sobre la moda hoy?
Lo más interesante de todo esto es lo que revela sobre el estado actual de la moda. En una era donde todo está curado hasta el agotamiento, donde las zapatillas ya no sorprenden y donde la autenticidad se ha convertido en moneda de cambio, las botas de fútbol irrumpen como símbolo de una nueva crudeza estética.
No están diseñadas para gustar. Están diseñadas para rendir. Pero eso mismo —esa falta de intención estilística— es lo que las convierte en poderosas. Porque en el fondo, lo que define una tendencia no es la prenda, sino el contexto en el que se lleva. Y hoy, caminar por el centro de la ciudad con unos tacos puestos es hacer una declaración sin decir una palabra.
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