Los blast overs son tatuajes que reconstruyen tus arrepentimientos de arte corporal, como una especie de maquillaje que deja a la vista el trabajo anterior bajo la nueva obra. A diferencia de los cover-ups tradicionales, que lo eliminan por completo, éstos permiten que los tattoos grabados en tu piel evolucionen paralelamente con tu visión estética.
Puede que ésta se haya convertido a día de hoy en la corriente o el movimiento latente dentro del mundo del tatuaje, basado en trabajar sobre los diseños existentes, con el fin de darles un nuevo significado a través de representaciones -normalmente en negro- o de espacios negativos que dejen entrever los antiguos tatuajes.
Así como nuestra identidad va evolucionando con el paso del tiempo, nuestros tatuajes pueden sincronizarse asimismo con ese cambio, ya sea por influencias de modas o porque, directamente, ya haya dejado de representarnos. Se trata entonces de una manera de superar el pasado y renacer de manera intencionada desafiando la propia esencia del tatuaje, basada en permanecer para siempre.
Dentro de la tendencia, existen tatuajes que llevan al límite la definición de blast over, cubriendo casi toda una pieza existente, pero dejando asomar lo justo para que sirva de recuerdo. Sin embargo, lo habitual consiste en cubrir ligeramente el tatuaje anterior a través de capas, en las que cada uno de ellos funcione perfectamente por separado y orgánicamente como un todo. Eso sí, la nueva pieza debe destacar sobre la anterior, convirtiéndose en una especie de fondo de la obra maximalista.
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