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Cómo el hip-hop ha configurado los cánones de belleza durante sus 50 años de historia

Los artistas de hip-hop han transformado durante los 50 años de historia del género, los cánones de belleza, convirtiendo la estética marginal en la moda imperante.

Cómo el hip-hop ha configurado los cánones de belleza durante sus 50 años de historia

El hip-hop ha influido notablemente en la configuración de los cánones de belleza, dentro de su propia cultura y fuera de ella. El género surgió en las comunidades afroamericana y latina del Bronx en los años setenta y desde entonces se ha convertido en un fenómeno mundial. A medida que el género musical ha ido evolucionando y ganando popularidad, ha traído consigo nuevas expresiones de belleza. Estas nuevas construcciones sociales han desafiado los estándares tradicionales, modificando las percepciones dominantes sobre qué es lo bello y lo que no. 

El fenómeno se remonta a la década de los 80, cuando el hip-hop empezó a consolidarse como uno de los principales motores culturales. Cuando las chicas de Salt-N-Pepa lanzaron su éxito global, «Push It», sus cortes de pelo asimétricos y a juego, llegaron tan fuerte como su habilidad para crear temas pegadizos.

Salt N’ Pepa- Push It

Detrás de ellas ha habido muchos artistas, tanto mujeres como hombres, encargados de popularizar los peinados propios de la cultura afroamericana y afrolatina, ya sean las trenzas, las rastas, las pelucas… Puede ser que su razón de ser sea la importancia de la estetica capilar en la comunidad negra. Para Lil’ Kim en su época dorada el cabello lo era todo. Se adelantó a su tiempo en muchos sentidos con las pelucas de logotipo (creadas por Dionne Alexander). Alexander creó la peluca azul turquesa de Kim con el logotipo de Chanel y la color platino con las llaves griegas de Versace.

Bad Gyal ha homenajeado en varias ocasiones looks de la leyenda del rap estadounidense en videoclips usando estas pelucas. Uso que no se ha limitado sólo al sector femenino del hip-hop, sino que también ha sido reproducido por raperos como André 3000 o Tyler The Creator. Tampoco podemos obviar el hecho de que las de Asap Rocky sean una de las trenzas más populares en belleza masculina(acordémonos de sus trenzas Gucci, que coparon titulares en la Semana de la Moda de Milán). El rapero también le da mucha importancia a su manicura, algo que en occidente estaría relegado a las mujeres pero que, históricamente ha sido un ritual básico de belleza de las comunidades latinas como por ejemplo la de brasil, donde los hombres se hacen frecuentemente la manicura. 

A la inversa, raperas icónicas también han contribuido a cuestionar los roles de género. Antes de que hubiese una Teyana Taylor o incluso una Aaliyah, Missy Elliot ya estaba construyendo un nicho para las mujeres en el hip hop. Junto a Lil Kim y Queen Lattifah hizo frente a una industria plagada de hombres. Desde la aceptación corporal y sexual, Missy Elliot ha mantenido una fuerte voz feminista y una estética tomboy en una industria hipersexualizada y machista, en la que la fórmula del éxito la decidían los hombres. La rapera prosperó con la misoginia y la homofobia pisándole los talones, y lo hizo sin tener que acudir nunca a una sensualidad aprobada por el patriarcado existente en la industria. 

Missy Elliot- Work It

No por ello debemos minusvalorar lo que artistas como Beyoncé, Nicky Minaj o Cardi B y Megan The Stallion han logrado. Ellas, en su uso del cuerpo también han llevado a cabo una subversión de los roles de género y los cánones de belleza. Fomentando una independencia y seguridad en sí mismas, han sido y son en un género que sigue siendo mayoritariamente masculino. 

LA ERA BOOTYLICIOUS 

Cuando Beyoncé escribió Bootylicious con las Destiny´s Child las skinny leyends eran la moda imperante. Los cuerpos de las supermodelos de los 90s eran el ejemplo a seguir para quienes querían encajar en el molde.  El éxito de la canción produjo después el aumento de la visibilidad mediática de personalidades voluptuosas como Jennifer López. Estados Unidos fue desarrollando una afinidad por las nalgas más grandes y aquel cruce de cultura popular afroamericana, moda y política sexual se expandió a todo occidente. Reinas del hip-hop como Nicki Minaj, Megan Thee Stallion y Cardi B, conocidas por sus curvilíneas formas, cuentan con millones de seguidores en Instagram. Su éxito dentro del sector refleja su impacto en la cultura popular, y obviamente la exaltación de sus atributos físicos a través de su discurso pone en relieve el creciente atractivo comercial del trasero.

La tendencia bootylicous es especialmente evidente en la creciente accesibilidad y normalización no solo de los aumentos de glúteos sino del twerk o el perreo, baile que se centra en los movimientos de culo y de cadera. El fenómeno, a pesar de convertirse en el modelo imperante ahora, y de su impacto en los cánones de belleza, no deja de cuestionarse por perpetuar la hipersexualización y la cosificación de las mujeres, además de ser objeto de apropiación cultural por muchas celebridades como es el caso de Miley Cyrus, cuyo twerking en los MTV Video Music Awards de 2013 y durante los conciertos en su «Bangerz Tour» marcaron un antes y un después en la cultura pop contemporánea. Pero sin duda, Kim Kardashian y sus hermanas han sido el ejemplo mбs destacado de la monetización de la cultura negra, apropiándose de los atributos corporales de la comunidad y la cultura hip-hop. Una fetichización de los cuerpos de los marginados, reproducida ahora como símbolo de orgullo y belleza por mujeres como el clan Kardashian o nuestro mayor ejemplo en España que es la Bad Gyal. 

Miley Cyrus en los MTV Video Music Awards 2013

Nicki Minaj también se apropió, a su manera, con la muñeca Barbie. La artista adoptó a Barbie como su alter ego, alterando el icono de Mattel y reinterpretándolo de nuevas maneras para un público diverso. Gracias a ella Barbie dejó de tener solo la piel blanca y el pelo rubio, y muchas niñas y adolescentes empezaron a poder identificarse con la muñeca sin ser necesariamente blancas y rubias.  Una apropiación que también puede verse como sucumbir nuevamente a la hipersexualización imperante o como una salvación, para muchas niñas racializadas, de la marginalidad y la no-aceptación del cuerpo. 

Nicky Minaj Barbie World Video

Está claro que, como cualquier movimiento cultural, la influencia del hip-hop en los estándares de belleza es compleja y tiene aspectos positivos y negativos. En sus 50 años de historia, el género musical ha desempeñado un papel crucial en la remodelación de los cánones de belleza al promover la diversidad, la inclusión, la autoexpresión y la positividad corporal, y sigue siendo una fuerza poderosa para cuestionar las normas sociales en torno a la belleza.

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