Autor: Laura Pérez ( @laurappz ) | La cultura pseudokani fruto del auge postsoviético Gosha y Vetements ha marcado un antes y un después en la industria de la moda. Pero si nos centramos en la escena nacional, probablemente haya sido el Trap el gran abanderado en vestir e influenciar a toda una generación, que -entre otras cosas- se caracteriza por escuchar a Los Santos, Bad Gyal o a la Zowi en bucle.
Aquí, la culminación de este género -siguiendo la línea Made in Spain- no llegó hasta el 2015 con PXXR GVNG. Paralelamente, la estética raxet empezaba a salir a la calle, así como iba estableciendo una serie de códigos: el chándal, las uñas XXL de gel -que han convertido el nailart en una nueva corriente artística- y el eyeliner. Si hablamos de accesorios: la riñonera colgada del cuello, las cadenitas y los anillos de oro (cuantos más, mejor) acaban de remarcar la idea de quien tiene el dinero en la ola o no.
Siempre en el high, auto-tune, ego, twerk, putas y dinero. Combinar ropa del Bershka con un Louis Vuitton como estilo de vida; porque el look actual se confecciona fusionando el low-cost con la alta costura.
Por su parte, las marcas se están regenerando y potenciando gracias a C. Tangana, Ms Nina, Bad Gyal, Kidd Keo, Yung Beef o Kaydy Kain: los principales puntos de mira de la moda patria. Pero si alguien ha sido la prueba de ello, ese es Fernandito Kit Kat, quien ha desfilado para Pigalle, Hood by Air o María Ke Fisherman, así como formado parte de campañas de Calvin Klein. Trappin & pimpin everywhere.
Los vanguardistas de la moda se están inspirando en el post-soviet sportwear, en las letras rusas y góticas del legado de Yeezy, así como en infinidad de códigos que están reconfigurando el streetwear. Paralelamente, Gucci, Kappa, Vetements, Palace, Latigo, Balenciaga, Shoop, Dior o LV (con Supreme) están sacando a relucir en sus desfiles y en sus colecciones la estética urbana de las escenas rave, clubbing y skating de los 90.
En España diseñadores como Maria Escoté, ManéMané, María Ke Fisherman o Pepa Salazar, también han querido trasladar el género urbano y bakala a cada una de sus colecciones, elevando el gypsy style a un estado sublime.
En medio de este universo dominado por la DIY culture, la tendencia de los ‘fakes en la moda’ está ahora mismo en el high, para resolver una demanda que ya está generada. Así, la parodia de la moda y la imitación de infinidad de marcas de lujo como Gucci, Lacoste, Balenciaga, Chanel o Louis Vuitton se convierten en el nuevo must para muchas firmas alternativas/urbanas que quieren aportar su versión a la industria.
La apropiación cultural de todo aquello relacionado con la subcultura y la calle es ahora el nuevo pop, que se ha visto totalmente reflejado en el mundo del arte, la moda y la música. Y, aunque el trap ya sea un género que esté bastante superado -y en el que nadie se quiera encasillar-, se ha tratado de una tendencia que ha calado, como nunca, en el sonido y en la manera de vestir de toda una generación. Pero ¿qué habrá después del trap?
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