La moda vuelve a introducirse en el espectro de lo absurdo e irónico mediante la creación de diseños envueltos en guirnaldas o espumillón. Adornos festivos convertidos en recursos creativos con los que los diseñadores han esculpido piezas griales para el universo de Loewe, Vaquera, Chopova Lowena o Molly Goddard.
Esta nueva tendencia efervescente bebe precisamente de la idea de reutilizar y experimentar con los tejidos, más allá de reabrir el debate acerca del sentido, la función y la finalidad de la moda post-pandémica. Una corriente explorada en profundidad por JW Anderson, entre códigos y elementos enfundados en adornos festivos, cutres y surrealistas que desvirtúan una vez más el concepto y la esencia del lujo para conectar con el zeitgeist de la moda actual.
Los diseñadores encuentran ahora esta nueva forma de expresión, que canalizaron a través de las temporadas AW22 y SS23. En ellas, texturas de oropel erizan las prendas, mientras las mules peludas de Loewe o los balaclavas de Vaquera iluminan sus looks. Aunque, en este paradigma festivo, Chopova ha sido quien realmente ha encumbrado la estética, fusionando lo extraño y lujoso en faldas escocesas con mosquetones, pantalones y joyas corporales que llenaron de júbilo su desfile de SS23. Por no hablar de los gorros élficos y maximalistas firmados por la excentricidad de Goddard.
Esa actitud irreverente e insólita late asimismo en el mundo del diseño en propuestas como la de Balmain o Prada, quienes adornan sus productos con elementos navideños como parte de esa nueva visión contemporánea en la que se romantiza la decadencia y se encumbra el feísmo como si se tratase de una norma colectiva y estética de la época.
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