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Cómo sobrevivir al vacío existencial que nos deja el fin del verano

Como todo lo que llega a su fin, ya sea un romance o una etapa, el cierre del verano nos deja en un limbo de ansiedad, tristeza y melancolía.

Cómo sobrevivir al vacío existencial que nos deja el fin del verano

Se acaba el verano, llega septiembre y con él el peso de volver a la rutina. Los Righeira lo cantaban claro en los 80: agosto es una mierda. Guardamos los bikinis y los shorts, desempolvamos los abrigos y nos preparamos para enfrentarnos a los días de oficina y a atender nuestras obligaciones. El resultado: ansiedad, tristeza y una melancolía difícil de evadir. Como todo lo que llega a su fin, ya sea un romance o una etapa, el cierre del verano nos deja en ese limbo entre nostalgia por lo que se va y miedo por lo que nos espera. Esto no es solo percepción tuya, TikTok está lleno de usuarios que expresan su odio hacia este mes, reflejando un malestar colectivo; incluso los expertos confirman que este bajón tiene una explicación científica.

Agosto es como un domingo eterno que no se acaba. Según los psicólogos, el «August Blues» es el hermano mayor del «Sunday Blues», esa sensación de angustia que surge al final del fin de semana cuando la rutina acecha. Carly Harris, terapeuta, lo describe como el momento en que la realidad te golpea: «agosto marca el final de un periodo de libertad y el retorno inevitable a la rutina». El psiquiatra Stephen Ferrando también señala que, a diferencia del Sunday Blues, el malestar de agosto dura todo un mes y afecta tanto a quienes adoran el verano como a quienes desean su fin. Este sentimiento, que abarca desde una especie de FOMO hasta la culpa por no haber disfrutado lo suficiente, es común en esta época y alimenta aún más esa sensación de vacío.

Aunque parezca que se parece al Trastorno Afectivo Estacional (SAD), no es lo mismo. Aunque agosto también trae cambios en la luz, con días más cortos y afecta nuestros ritmos circadianos y contribuye a estos cambios de humor, pero, a diferencia del SAD, este malestar no se prolonga más allá de la temporada y no requiere un diagnóstico clínico. Se trata de un malestar transitorio que no necesita diagnóstico, pero que igualmente nos deja tocados. Los expertos llaman «trastornos subclínicos», es decir, episodios transitorios de malestar.

¿Cómo darle la vuelta a este bajón?

Aunque no sea un trastorno formal, la melancolía de agosto no debería pasarse por alto. Rachel Annunziato, psicóloga en Fordham, sugiere abrazar la bajona en lugar de pelear contra ella. Está bien sentir nostalgia en este punto del año, pero también queda tiempo para exprimir lo que queda del verano: disfrutar de la naturaleza, salir con amigos o simplemente disfrutar de un helado mientras todavía se puede. Al mismo tiempo, conviene empezar a poner la vista en lo que trae el otoño: las vibes cozy, el pumpkin spice y las películas de suspense. Porque si algo queda claro es que la única forma de sobrellevar el «August Blues» es vivir el presente al máximo y planear un futuro lleno de momentos que nos motiven a seguir adelante.

@elliethumannlol

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