Desde los eslóganes supremacistas de Kanye West al “God Save the Queen” de Vivienne Westwood: la moda se viste ahora más que nunca de ideología. De declaraciones políticas que parecen haberse establecido como el nuevo punk o movimiento contracultural con el que explorar el arte de la provocación.
En medio de una sociedad dividida por el extremismo latente y la polarización política, se materializa el pensamiento individual y la ideología en forma de prints o gráficos. Un acto con el que estetizar iconos, figuras o valores, que muchas veces rozan la inadmisibilidad.
La reciente Semana de la Moda de París se convirtió precisamente en un escenario en el que, más allá de hacer historia con experimentos científicos como el de Coperni, Kanye West volvió a corromper los códigos éticos de la moda con su camiseta infame de “White Lives Matter”.
En la t-shirt de estilo “souvenir” o de merchan imprimió un eslógan intolerable con el que más que emitir un mensaje político, lo que hizo fue desestabilizar una vez más su imagen y persona, así como atentar contra una importante lucha social. En el frente: una imagen de Juan Pablo II encumbrado como icono pop del cristianismo occidental.
POLITIZANDO LA MODA
Tras el desfile de Yeezy, Enfants Riches Deprimès volvió a activar la alarma sensacionalista con la camiseta de Mao Zedong de Henry Alexander. Esa se convirtió en la pieza central de la colección con la que el director creativo desencadenó el escándalo colectivo. Algo a lo que ya nos tiene acostumbrados por su pasado oscuro entre iconografías políticas de la ultraderecha, y símbolos como la cruz de hierro nazi, o la esvástica y el águila.
El debate generado de estos diseños con los que evocan el nazismo o el maoísmo, es si todo vale en la moda, o si todo ello puede justificarse a través del nihilismo, como lo hace Alexander. Sin embargo, la política también puede ser una fuente de inspiración positiva como pudimos ver en el último desfile Gucci “Twinsburg” de Alessandro Michele. Uno en el que decidió subrayar un diseño gráfico de F.U.O.R.I (Fronte Unitario Omosessuale Rivoluzionario Italiano) con el que abanderaba la comunidad LGBT+, el progreso y la liberación homosexual italiana.
En este sentido, puede que la controversia, los tabúes o la provocación sean lo que muchas veces mantiene vivo el arte y la moda, pero, desde luego no toda ideología política puede estetizarse. Y aún menos los discursos de odio, el fascismo o la supremacía blanca.
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