El otoño, esa época del año que te invita a sacar la manta, encender velas y tener una relación seria… porque ya sabes: llega la ‘cuffing season‘. Esa época en la que el frío invita a la búsqueda de compañía más que cualquier otra cosa. Pero, ¿realmente queremos una relación solo porque las temperaturas bajan y la idea de estar solos se convierte en una incomodidad casi tangible?. Es curioso cómo las expectativas sociales siguen siendo las mismas: el otoño es el momento ideal para encontrar a alguien, «comprometerse» y vivir una especie de cuento romántico. Pero ¿cuántos de nosotros estamos realmente buscando una conexión real, y cuántos simplemente buscamos escapar de nuestra propia soledad?
Lo cierto es que la “cuffing season” se ha convertido en una obsesión cultural. La idea se acuñó a principios de la década de 2010, cuando la gente empezó a ver los meses más fríos como un periodo casi obligatorio para encontrar una pareja. Es como si el otoño pusiera a todo el mundo en modo conexión. Pero, ¿y si te digo que los datos dicen todo lo contrario? Las rupturas alcanzan su pico justo antes de Navidad, con más de un 25% de los solteros separándose en septiembre (y ni hablar de las aplicaciones de citas que ven un aumento del 34% en usuarios nuevos durante esas primeras semanas del mes). Entonces, ¿qué está pasando? ¿Por qué seguimos anhelando lo que, al parecer, muchos están desprendiendo?
La verdad es que el concepto de ‘cuffing season‘ se consolidó alrededor de 2011, cuando Urban Dictionary lo definió por primera vez como ese espacio en el que los que generalmente prefieren estar solteros se sienten repentinamente impulsados a unirse al club de las relaciones serias, probablemente porque el frío y la soledad del invierno nos hacen buscar más que solo un match de Tinder. En 2017, Collins Dictionary incluso la incluyó entre sus palabras del año. La verdad es que la temporada tiene algo de mágico y tóxico a la vez. ¿Quién no quiere encontrar a alguien con quien acurrucarse mientras el frío empieza a calar y las hojas empiezan a caer?
Y claro, hay algo de biología involucrada. Según la psicóloga Marisa Cohen, el clima frío afecta nuestros niveles de testosterona y serotonina, y claro, el resultado no es otro que querer encontrar a alguien con quien compartir no solo las sábanas, sino un poco de esa sensación de estabilidad emocional que el invierno nos arrebata. Pero, ¿es esa necesidad lo que realmente estamos buscando? Porque, irónicamente, las mismas presiones que nos llevan a querer una relación también son las que hacen que las relaciones se desmoronen al final de la temporada de verano. Es como si el otoño no solo fuera una estación para comenzar algo nuevo, sino también para reevaluar qué está funcionando… y qué no.
En el fondo, ‘cuffing season‘ parece más una ilusión colectiva. Una fantasía alimentada por memes y expectativas sociales, donde todos parecen buscar la calidez de una pareja sin siquiera saber por qué. Con la llegada del frío, nuestra vulnerabilidad sale a la superficie: la luz del verano se apaga, las actividades sociales se reducen y la soledad empieza a hacerse más palpable. Es entonces cuando, muchos sienten que deben «aferrarse» a algo, como si una relación pudiera tapar ese espacio de incertidumbre, ese vacío que surge cuando las expectativas no se alinean con la realidad. Así que, esta temporada, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Lo buscamos para pasar mejor los meses fríos o simplemente porque es lo que se espera?
Sigue toda la información de HIGHXTAR desde Facebook, Twitter o Instagram