David Koma cumple 15 años en la industria y lo celebra con una colección FW25 que pisa fuerte: una evolución de su ADN donde el maximalismo y la precisión son los ejes. No hay lugar para la nostalgia, solo una reinvención brutal de sus códigos de siempre, elevados al máximo. El diseñador repasa su archivo con la mira puesta al futuro, transformando siluetas icónicas en piezas arquitectónicas.
El revival de los 50 llega con un twist: cinturas ultra ceñidas y caderas desproporcionadas, transparencias estratégicas y bordados que llevan la alta costura a un nuevo nivel. Su escote arquitectónico, que debutó en Central Saint Martins, regresa con más volumen y actitud. El tul transparente se extiende en vestidos de corte dramático, reafirmando la fascinación de Koma por la forma femenina, sin concesiones.
El cuero sigue siendo protagonista, pero en una versión más adaptada a los tiempos modernos. Desde un abrigo oversize con flecos interminables que generan un movimiento hipnótico hasta una falda larga drapeada que reinventa el concepto de eveningwear. Las lentejuelas, insignia de su juego con la luz, mutan en vestidos columna con caderas marcadas y en microvestidos que rozan lo escultórico. La lycra elástica y el tafetán arrugado aparecen en vestidos burbuja que mezclan feminidad con un guiño sport.
Koma también le da protagonismo a su obsesión con los lunares a través de texturas y contrastes radicales. Discos plateados flotan sobre un vestido etéreo acompañado de un velo nupcial deconstruido, mientras que en su versión de cuero mate se superponen para crear una armadura corsetada. Las lentejuelas bordadas sobre flecos generan el efecto de lunares en movimiento, y las plumas, otro clásico de la firma, evolucionan en clusters caóticos que desafían la lógica de la estructura.
Los lazos no son solo un detalle, son una declaración. De tafetán voluminoso, ceñidos en la cintura para esculpir siluetas o drapeados en chaquetas con una precisión quirúrgica. En su versión más irreverente, se colocan en la parte baja de la espalda, inyectando sensualidad con descaro. La estética de la realeza británica, siempre presente en la narrativa de Koma, se traduce en joyas bordadas de forma disruptiva: en escotes angulosos o cayendo en diagonales inesperadas sobre los cuerpos, aportando un aire de guerrera futurista.
La paleta sigue fiel al minimalismo monocromático, con el blanco y el negro como pilares. Pero es el azul Klein el que rompe con todo, inyectando energía pura y una intensidad eléctrica que eleva la colección al siguiente nivel.
Después de 15 años, David Koma no solo mantiene su esencia, la lleva al límite. FW25 es un statement de poder, forma y actitud, diseñado para mujeres que entienden la moda como un acto de osadía.
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