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DELLAFUENTE llena el Metropolitano dos días seguidos y dice adiós: “Necesito descansar y asimilar todo esto que está pasando”

DELLAFUENTE da un concierto histórico y deja en el aire una despedida: ¿fin de una era para la música folklórica atemporal?

DELLAFUENTE llena el Metropolitano dos días seguidos y dice adiós: “Necesito descansar y asimilar todo esto que está pasando”

Un géiser de 40 metros emergiendo del centro del Metropolitano no es lo que uno espera ver en un concierto. Pero en el mundo de DELLAFUENTE nada sigue el guion previsto. Ante 65.000 personas y bajo una lluvia real, el artista granadino celebró los pasados 20 y 21 de junio su década en la música con un espectáculo de fuego, agua y alma que ya es historia viva de la cultura musical española. Y también —aunque no lo haya dicho del todo alto— una despedida.

«De alguna forma esto es una despedida. No es solo el show, sino una etapa de mi vida», confesó DELLAFUENTE hacia el final del concierto. No hizo falta más: su público lo entendió. Aplaudieron entre lágrimas, conscientes de que estaban presenciando algo irrepetible. Porque si alguien ha sabido convertir en tesoro vivo la música folclórica en nuestro país, ese ha sido Pablo Enoc Bayo, también conocido como “el Chino”. Así es: Música Folklórica Atemporal. Y lo ha conseguido con un hito sin precedentes: ser el primer artista en llenar un estadio de esa magnitud siendo completamente independiente. Sin una gran discográfica detrás, sin maquinaria comercial empujando. Solo con su música, su visión y su sello propio, MAAS, nacido de y para su universo.

El Viernes noche no había fútbol en el Metropolitano, pero los alrededores parecían los de una final. Camisetas personalizadas, bufandas al cuello, banderas ondeando. No eran ultras al uso, sino seguidores de DELLAFUENTE Fútbol Club (DLFC): una afición que atraviesa edades, géneros y clases. Tras más de 10 años de quejíos y autotune, la música de el granaíno se ha convertido en todo un fenómeno transversal, profundamente conectado a las raíces andalusíes y el presente de la música urbana en España. 

Desde su primera entrada con Bailaora, tema de 2015 que mezclaba reguetón y electrónica, DELLAFUENTE tiró de nostalgia. Un viaje que arrancó en los barrios de Granada y culminó en un estadio de Champions League, con un escenario en forma de estrella nazarí de ocho puntas y una fuente central como homenaje a su tierra. Como su propio palacio nazarí, su propia Alhambra, con reminiscencias a la Escalera de Escher y a la montaña que dominó la escenografía de ‘Torii Yama’, el granaíno recorrió los vértices mientras cantaba sus letras, como un imán que atraía todas las miradas. La voz de Camarón sonaba en Al vacío y el estadio coreaba: «Le follen a la Rihanna, prefiero a la Pastori». Todo encajaba. Todo era él.  Dellafuente samplea su legado, lo recuerda y lo adapta sin tapujos; recobra ese espíritu flamenco que Camarón encarnó . Camarón electrificó un género tradicional, lo abrió a lo contemporáneo y lo sacó de sus límites clásicos. DELLAFUENTE ha hecho lo mismo: mezcla paga de bulerías y autotune, para construir un folclore urbano de nuevo cuño.

En este ritual —folclórico y atemporal, como él mismo define su música— hubo espacio para un buen repertorio de canciones de ayer y de hoy. Cantó clásicos como Ansia Viva, Fosforito o Flores pa’ tu pelo, acompañado de Pepe y Vizio. También sonaron las nuevas de Torii Yama: 13 preguntas, o Malicia, junto a Amore. Judeline, Lia Kali y Rels B se unieron a una celebración de colaboraciones que culminó con Manos Rotas junto a Morad, y donde también hubo grandes ausencias: Maka y C.Tangana. Pero nadie lo echó en cara. Dellafuente no debía nada. Al contrario: regaló todo. Con Guerrera dedicó un “te quiero mucho, Pucho” al madrileño. Con Buenos genes y Veneno se sentó al piano por primera vez en la noche. La emoción se disparó cuando siguió con clásicos suyos como Te amo sin límites, Olvídame o Te como la cara.

«Gracias por acompañarme en más de 10 años de carrera»: decía tras preguntar por aquellos seguidores que le escuchaban desde ‘Consentia’. Tras cantarla y decir: “Necesito descansar y asimilar todo esto que estamos viviendo”, Dellafuente concluía uno de los conciertos más importantes para toda una generación, y para la crítica musical.

Resulta paradójico que alguien tan esquivo a la fama acabe convocando multitudes. Pero él nunca ha buscado los focos. Él ha elegido el silencio y ha dejado que su música hable por él. Esa decisión lo ha vuelto más enigmático, más auténtico: alguien que solo habla cuando tiene algo que decir. Y su hinchada, lo sigue hasta el fin del mundo. 

Así que no, este viernes no jugó el Atleti, pero ocurrió algo más importante en el Metropolitano: DELLAFUENTE se consagró. Un artista que, sin hacer ruido, ha definido el sonido, las emociones y las contradicciones de toda una generación. Una generación que encontró en DELLAFUENTE un consuelo. Y aunque por ahora quiera desaparecer -esperamos que sólo por un tiempo-, DELLAFUENTE ya es leyenda de su tiempo. 

¿Viste el Red Bull Soundclash de Morad y Dellafuente?

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