En el marco de la LFW, la diseñadora turco-inglesa desafía el orden de lo establecido a través del poder femenino.
Las mujeres, con su energía inquebrantable que desafía las leyes, vuelven a Venus, el planeta de la libertad y la reinvención. En un estado de éxtasis espiritual, Dilara Findikoglu nos invita a despojarnos de las armaduras que nos oprimen con el objetivo de transformarnos en algo nuevo y recuperar así la esencia de lo que siempre se nos negó: el derecho a existir en nuestra forma más pura.
Y para conseguirlo, se propone una colección que encarna la vision de liberación y de renovación donde el juego de materiales y texturas se convierten en el punto de partida. La piel de serpiente se apoderó de los ajustados corsés, adornados con perlas y armaduras; el cabello cubría el cuerpo mojado de la Venus moderna y las cadenas colgantes evocaban el deseo de la diseñadora.
Las reminiscencias a la mitología se materializaron en cada detalle en forma de conchas marinas, perlas y armaduras que contrastaban con la sensualidad cruda de las piezas en piel. Al igual que las Converse Chuck Taylor desgastadas, cosidas y rematadas con texturas crudas que se integraban a la perfección en la estética del show.
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