Celebrado en los jardines del emblemático castillo de Drummond, el desfile desveló la última propuesta ideada por Maria Grazia Chiuri.
Los inicios que marcan la emocionante historia entre la casa de moda y Escocia se recomontan a 1947, año en el que Monsieur Dior decidió bautizar su colección Otoño-Invierno como ‘Écosse’. Fue en ese mismo instante cuando ambos caminos se cruzaron, dando paso a numerosas referencias y homenajes a la cultura escocesa que se inmortalizaron en colecciones como la de Primavera-Verano 1951 presentada en Perthshire; la presentación de 1955 en la cual se desvelaron 172 piezas en The Gleneagles Hotel de Glasgow; o el desfile organizado en el Scone Palace en 1960.
Para esta ocasión tan especial, Maria Grazia Chiuri tomó como referencia la gran historia textil de Escocia y estableció fuertes conexiones que profundizan en la historia y la tradición del país que inició en su momento el modisto fundador. Una de las inspiraciones más destacadas de la colección ha sido Harris Tweed, cuyos tejidos elaborados por artesanos isleños que tejen en sus casas en telares de pedal han marcado la propuesta interpretando los colores únicos de la tierra, el mar y los elementos naturales vernáculos de las islas.
La fabrica de lana Johnstons of Elgin también cobra especial protagonismo en esta cuidada propuesta donde las fibras crudas se transforman en prendas de punto acabadas que representan el icónico tweed escocés proveniente de la costa noreste. Otro colaborador especial que se unió a la idea de Chiuri fue la empresa familiar Esk Cashmere, con el objetivo de perpetuar la gran tradición del punto escocés y continuar explorando las variaciones de los puntos y los patrones clásicos como los diseños Fair Isle.
Por último, Robert Mackie aportó el emblemático know-how en materia de tocados ceremoniales como el icónico bonete escocés, resultado de técnicas de sombrerería ancestrales que combinan elementos de fieltro y punto para conseguir acabados realmente únicos que encarnan el legado de la artesanía de la region de Ayrshire.
Dicho todo esto, nos encontramos con looks fuertemente contrastados y ricos en texturas que combinan el terciopelo con el encaje y los detalles ecuestres contemporáneos. Las mangas extremadamente anchas se sobreponen a la camisas blancas y dejan entrever los vestidos con faldas fruncidas y bustiers bordados adornados con perlas. Pero el verdadero hilo conductor es el tartán, una celebración del kilt escocés, infinitamente reinterpretado y confeccionado a lo largo de la historia.
Sigue toda la información de HIGHXTAR desde Facebook, Twitter o Instagram
Podría interesarte…