Manteniendo así el compromiso de Maria Grazia Chiuri de empoderar la figura de la mujer a través de sus colecciones.
Durante la jornada de ayer, el histórico Jardin des Tuileries de la capital francesa se convirtió en la localización perfecta donde desvelar la propuesta de prêt-á-porter ideada por Chiuri para la temporada Otoño-Invierno 2024. Como es habitual, el gran cubículo gris de la Maison se erigió imponentemente sobre la naturaleza del espacio, acogiendo a numerosas celebridades, embajadoras, amigas y personalidades relevantes del sector como Rosalía, Jennifer Lawrence, Maisie Williams, Natalie Portman o Deva Cassel, entre muchas otras. Y nosotros tuvimos la oportunidad, de nuevo, de formar parte de este momento histórico.
El espacio interior, concebido por la artista Shakuntala Kulkarni, estaba completamente apoderado por su instalación en la cual hace referencia al redescubrimiento del poder de lucha que puede encarnar el cuerpo de una mujer, siendo este momento un punto clave en el recorrido personal, político y cultural de las mujeres. Nacida en 1950 en India, Kulkarni explora la relación entre el cuerpo femenino y los espacios urbanos públicos y privados. Es por este motivo que Maria Grazia Chiuri ha trabajado mano a mano con ella, luchando juntas por la liberación y el empoderamiento femenino mediante el arte.
Todo ello entra en concordancia con la idea inicial que inspiró a la directora creativa para la nueva temporada de Dior: la época de transición de finales de los 60, cuando la moda salió del atelier con el objetivo de conquistar el mundo. Asimismo, el nacimiento de la línea Miss Dior en el año 1967 supuso todo un hito en la historia de la casa de moda, pues aunó arte, moda, arquitectura y música, erigiendo la figura de Gabriella Crespi, fascinante fuente de inspiración para Marc Bohan. Dicha musa simboliza para Chiuri esa generación pionera de mujeres independientes que consiguieron empoderarse a través de su trabajo y, ahora, ha decidido rendirles homenaje a través de nuevos elementos concebidos por ella misma.
El pañuelo aparece en esta colección como el accesorio imprescindible, adaptándose a todo tipo de situaciones al mismo tiempo que protege, envuelve y embellece. Las gabardinas, las piezas de cachemira doble, las faldas por encima de la rodilla y los abrigos de doble botonadura se sucedían repetidamente por la pasarela, mientras que el logotipo MISS DIOR se apoderaba de muchos de los estilos como si alguien hubiesen sido pintados con una gran brocha. El estampado de leopardo hizo su aparición en brillantes sets de punto, así como en bolsos y gorras; mientras que las tachuelas se sustituyeron por abalorios de cristales preciosos bordados minuciosamente.
«Quería que una mujer pudiera salir de la boutique vestida por él de pies a cabeza, incluso llevando un regalo en la mano» – Christian Dior
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