Una colección donde pasado, presente y futuro se diluyen en una estética sin fronteras.
En lugar de seguir el hilo temporal, la última propuesta de Maria Grazia Chiuri para Dior Haute Couture se erige como un reflejo de la constante mutación de la moda, un espacio en el que las emociones se transforman con cada pieza y cada costura. Una especie de espejo mágico, propio de ‘Alicia en el país de las maravillas’ a través del cual el espectador viaja a una nueva dimensión fuera del tiempo dominada por el asombro y la irreverencia.
A través de sus prendas, la directora creativa nos recuerda que la moda, por encima de las tendencias y las épocas, es una construcción siempre constante. Un juego de metamorfosis infinitas que se reconfigura a cada instante.
Uno de los pilares fundamentales de esta colección surge de la línea Trapèze ideada por Yves Saint Laurent para Dior en 1958. Con un enfoque actualizado y transformado, Chiuri revive este legado en una serie de diseños que nos sitúan en un territorio fantástico con pinceladas de realidad.
Se presentan así diferentes facetas de la mujer: la mujer-nina, que se desplaza entre lo inmenso y lo dinimunuto desafiando cualquier frontera; la mujer-flor con capa de pétalos; la mujer-pájaro, en comunión con un tocado que revisita el mohicano punk; o una silueta Cigale 1952, reimaginada en una faldita que destaca el contraste de proporciones.
En cada uno de estos personajes, las prendas son el vehículo para una exploración continua de las emociones femeninas, que pueden ser tan fugaces como fantásticas.
El miriñaque se reinventa aquí en una versión más práctica y moderna. La estructura tradicional da paso a un juego de hilos bordados que, al moverse, parecen cobrar vida, revelando sus raíces de fantasía. Y es que la alta costura, en manos de Maria Grazia Chiuri, se convierte en una experiencia sensorial, donde cada bordado, cada encaje se convierte en una obra de arte que trasciende la moda.
Para esta ocasión especial, la Maison ha colaborado con la artista Rithika Merchant para la creación de The Flowers We Grew, una instalación artística que se presentó en el jardín del Musée Rodin. Una obra monumental que busca dar visibilidad a las narrativas femeninas transmitidas de generación en generación. A través de nueve cuadros que la artista india ha concebido, el espectador se adentra en un paisaje visual que fusiona el arte tradicional y la alta costura, en una sinergia entre las diferentes disciplinas.
Inspirada en su herencia familiar y la rica tradición de Kerala, Merchant explora la feminidad desde un prisma atemporal, basándose en símbolos universales y elementos botánicos que evocan la conexión ancestral entre las mujeres y la naturaleza. Los cuadros, traducidos en textiles a gran escala por los maestros artesanos de Chanakya y la Escuela de Artesanía de Chanakya, dan vida a un relato visual en el que la memoria se planta como semilla para florecer en el presente.
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