En el universo de la moda contemporánea, pocos dúos logran mantener la tensión perfecta entre provocación, sofisticación y un relato cargado de actitud como Dean y Dan Caten, los gemelos canadienses al frente de Dsquared2. Su propuesta para Resort 2026 no es la excepción: un manifiesto que rinde tributo a la juventud indómita y a sus rituales secretos, a través de una narrativa que transita desde los años 50 hasta los 70, todo ello filtrado por el microcosmos inesperado y simbólico del baño colegial.
Este espacio, a priori mundano y privado, se transforma bajo la mirada creativa de los Caten en un santuario clandestino, un escenario donde “los espíritus libres se escabullen para fumar un cigarrillo o simplemente para disfrutar de un momento de libertad y soledad”, tal como ellos mismos describen. Más que un simple refugio, es un epicentro de la contracultura estudiantil, donde la rebeldía cobra forma tangible y se entrelaza con la construcción de identidad y comunidad.
La colección se articula alrededor de una impecable mixtura entre el clasicismo preppy y el rebelde desenfado del outsider. La sofisticación de los tejidos de punto lujosos, las camisas de lino frescas y los bombarderos de mezclilla con monogramas se yuxtaponen con la rudeza y la energía cruda de abrigos de cuero envejecido, denim gastado y botas de motocicleta que remiten directamente a la iconografía rebelde de los años 70.
La reinterpretación de los conjuntos deportivos, especialmente las sudaderas y los tracksuits, eleva lo casual a un estatuto de moda aspiracional, mientras que las chaquetas varsity y las camisas rugby no solo refuerzan la narrativa colegial, sino que inscriben una tradición estética con profundo arraigo cultural.
El diálogo con la cultura pop se amplifica gracias a dos colaboraciones que enriquecen el relato visual y conceptual de esta temporada. La primera, con Smiley, el símbolo universal de la felicidad irónica, que protagoniza una camiseta con el mensaje “Smile! Confuse People”, encapsulando el espíritu subversivo que desafía expectativas con una sonrisa cómplice. La segunda, con el fotógrafo Tom Bianchi, cuyas emblemáticas polaroids de Fire Island en los 70 y 80 impregnan sudaderas, camisetas, bolsos y bañadores.
Como cierre de esta narrativa sartorial, emerge la figura del “profesor más cool del campus”, un personaje que encarna la elegancia intemporal y el rigor de la sastrería clásica, disciplina que los hermanos Caten dominan con maestría. Sus trajes, pulcros y sofisticados, no solo equilibran la rebelión juvenil sino que la elevan a una reflexión madura, un contrapunto estilístico que se permite un último acto de complicidad.
Dsquared2 rompe con OTB y toma las riendas de su producción y distribución.
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