Bianca Censori acaparó anoche todas las miradas en los Grammys al presentarse con un look que rozaba la desnudez total. Inicialmente, llegó cubierta con un abrigo de piel negro, pero luego lo dejó caer, revelando un vestido mini hecho de una malla transparente que dejaba ver todo el cuerpo al natural de la mujer de Kanye West. La oleada de comentarios y críticas en las redes sociales y medios de comunicación ha vuelto a abrir debate: ¿Bianca Censori elige libremente su desnudo o hay un control por parte de Kanye en su vestimenta?
Lo más llamativo de la aparición de Bianca no fue el evidente exhibicionismo, sino el contraste con Kanye West, quien se presentó completamente cubierto, como ya es costumbre. Kanye aparece en público cubierto de pies a cabeza con ropa oversized y máscaras, mientras Bianca luce atuendos mínimos, casi inexistentes. Este contraste no parece accidental: genera impacto y hace que los medios hablen de ellos. Esta oposición entre la figura oculta del rapero y la figura completamente expuesta de su mujer refuerza la narrativa de un desequilibrio en una relación: él controla la narrativa y el misterio, mientras que ella es el objeto de exhibición.
Se ha hablado mucho ya sobre como la industria del entretenimiento ha explotado el cuerpo femenino por décadas bajo el pretexto de la «libertad». Y si aún en 2025 las mujeres deben recurrir a la desnudez para mantenerse relevantes en la conversación pública, podría ser un reflejo de una industria que las cosifica más que de una verdadera elección personal. Ni que decir tiene que una mujer adulta decida vestirse (o desvestirse) como quiera no debería ser objeto de escarnio pero, ¿hasta qué punto Bianca Censori mostrándose así lo hace desde la autonomía real y no como resultado de una estrategia impuesta, en este caso, por su pareja?
Este patrón no es nuevo en la historia de Kanye. Kanye ha sido acusado siempre de tener un papel dominante en la imagen pública de sus parejas. Con Kim Kardashian, su relación estuvo marcada por un control estético y estilístico. Kanye reconfiguró la imagen de Kim para adaptarla a su visión de la «musa perfecta». Así lo hizo posteriormente en sus affairs con Julia Fox y Juliana Nalu. pero con Bianca, parece estar llevando esto al extremo, pues esta, antes de su relación con Kanye, tenía un estilo mucho más normativo. Ahora, su imagen ha sido transformada para responder a las demandas Ye, haciendo de su (no) vestimenta una herramienta para la provocación constante.
El rapero sabe también que el escándalo vende. Desde sus discursos polémicos hasta sus declaraciones políticas, todo lo que hace parece calculado para mantener su nombre en la conversación pública. Con Bianca, ha encontrado una nueva forma de llamar la atención sin necesidad de hablar: su imagen se encarga de hacerlo. De hecho, la mujer ni habla públicamente. Cada aparición de Bianca refuerza la narrativa de Kanye como creador de tendencias y provocador innato.
Si Bianca está completamente cómoda y elige vestirse así porque le gusta, entonces no hay mucho que discutir: es su cuerpo, su decisión. Pero si esto responde a una influencia de Kanye, quien ha sido acusado de controlar la imagen de sus parejas en el pasado (como con Kim Kardashian), entonces la narrativa cambia. Se convierte en una cuestión de poder: un hombre vistiendo a su mujer (o desvistiéndola) para adaptarla a su visión marketiniana.
En cualquier caso, lo que está claro es que Kanye West ha convertido a Bianca en una herramienta visual para mantenerse relevante. ¿Tú qué piensas? ¿Crees que ella está cómoda con este rol o que Kanye la está usando para su propio beneficio?
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