La primera colección del nuevo director creativo juega con la historia de la Maison, la descifra y la reinventa.
El Hôtel National des Invalides de París acogió lo que fue, sin duda alguna, el momento más importante de esta edición de París Fashion Week. Y es que Dior daba por comenzado un capítulo más en su impecable historia, con Jonathan Anderson al cargo de la dirección creativa de las colecciones tanto para hombre como para mujer. En una sala inspirada en los interiores tapizados de terciopelo de la Gemäldegalerie de Berlín sucedió la magia, y allí se encontraban grandes amigos de la Casa como Robert Pattinson, Sam Nivola, Sabrina Carpenter, Rihanna, A$AP Rocky, Guitarricadelafuente, Daniel Craig, Manu Ríos y Quim Gutiérrez, entre muchos otros.
En esta ocasión, el diseñador desveló su primera propuesta masculina para Dior, donde nada es accidental: cada silueta, cada detalle, cada guiño a los códigos de la Casa están perfectamente pensados. Recuperó algunos de los iconos como las chaquetas Bar, los fracs y los bordados, para traerlos al presente bajo su visión única, mezclando lo aristocrático con lo cotidiano. Los Delf, Caprice y La Cigale se actualizan; algunas de las siluetas de alta costura renacen en pantalones cortos cargo; y el Dior Book Tote se adorna con portadas de libros como Les Fleurs du Mal de Charles Baudelaire o In Cold Blood de Truman Capote.
Las referencias a Monsieur Dior fueron constantes, pero lejos de ser nostálgicas, dan lugar a una oda a la imaginación.
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