Si bien en un principio pensábamos que el uso de mascarillas iba a ser algo pasajero, ahora sabemos que no. De hecho, su fabricación ha cambiado la industria de la moda y parecen ser el nuevo indispensable en nuestro fondo de armario. Es cierto que actualmente su uso es más que recomendado. Sin embargo, todo apunta a que han llegado para quedarse.
Es cierto que muchas firmas de moda establecidas llevan varios años incluyendo mascarillas en sus colecciones. Es el caso de Off-White, Supreme o Ambush. La realidad era totalmente diferente: el uso de éstas estaba dictado por la moda, no por la necesidad surgida tras esta pandemia mundial. Ahora, todo ha cambiado. Hoy día, la fabricación de mascarillas se ha convertido en una labor prácticamente obligatoria para casi todas las firmas (grandes o pequeñas). Así, se han implantado nuevas estrategias de ampliación del mercado.
Tras varios meses de incertidumbre, el pronóstico para la moda comenzó a tomar un ritmo favorable. Durante la pandemia muchos minoristas tuvieron que cerrar sus empresas debido a la pérdida de capital. Con la llegada de los meses de mayo y junio, un halo de esperanza impregnó nuestras vidas. La nueva normalidad parecía haber llegado. Sin embargo, lejos de haberse erradico el virus, la situación distaba de cualquier estabilidad. Así, se han suscitado las preocupaciones a largo plazo sobre la sostenibilidad, el desempleo, el déficit de suministros básicos y, por supuesto, el futuro de la moda en general.
Ampliando el mercado de negocio: capitalismo
Siguiendo las nuevas estrategias de negocio implantadas, se espera que la fabricación y el uso de la mascarilla se democratice todavía más. Así, el oportunismo en torno a la fabricación de mascarillas abre cuestiones acerca del nuevo orden mundial y su sistema basado en la producción capitalista. Muchas empresas afirman haber comenzado a producir mascarillas con el fin de suministrarlas a diferentes equipos de protección de todo el mundo. Es el caso de New Balance (@newbalance) que, desde comienzos de marzo, iniciaron la producción de mascarillas.
De repente los rebrotes aumentaron y las mascarillas se impusieron casi como obligatorias para frenar la transmisión de la COVID-19. Así surgieron las divisiones poblacionales. Algunos, entre los que nos incluimos, nos sumamos al carro de los que hacían caso a las políticas gubernamentales sobre el debido uso de las mascarillas. Otros, todavía se niegan a introducirlas en su día a día.
Lo que está claro es el oportunismo creado en torno a la fabricación de mascarillas. Es hora de acercarte a la farmacia más cercana y hacerte con un par. No te costará más de seis euros e irás protegiéndote y frenando la transmisión. Si lo prefieres puedes hacerte con una de 200€. Te adelanto que esa descomunal cifra no te hará inmune al virus ni mucho menos te generará anticuerpos.
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