Laura Pérez ( @laurappz ) | En el bronx de los 80 la firma Polo Ralph Lauren alcanzó al éxtasis. Nacía -así- una nueva religión que conectaba el hip hop con la moda, venerada por el ghetto más fresh. Hacemos un flashback a los inicios del movimiento Lo Life, aquel que ha trascendido hasta el Supreme de hoy.
‘From the hood to the top‘ fue la filosofía que, Ralph Lifshitz, director creativo de Polo Ralph Lauren (@poloralphlauren), quiso materializar en la marca desde los inicios (1967). Como descendiente del Bronx, supo conectar las necesidades de la black comunity: aquello de inyectar el lujo en la pobreza a través de la moda.
En los eighties, el impacto que empezaba a tener el hip hop en Polo empezó a vibrar al infinito. A resquebrajar la escena a través de las ondas de Wu-Tang. A arder y a convertirse en el punto de fuga, en la necesidad de todo el ghetto que, más allá de lo material, seguía un estilo de vida basado en el amor y la lealtad.
A partir de todas esas partículas, explotó, cual Big Bang, el movimiento Lo Life: la new religion basada en el streetwear, en toda una subcultura urbana que se estaba moviendo a base de puntadas de sneaker para llegar a ser cultura. La familia, la crew de Polo, empezaba a salir de los suburbios y a expandirse por EEUU, junto a otras firmas como Gucci (con Dapper Dan) o Tommy Hilfiger.
Polo supuso una oda al activewear vintage, a través de esa energía positiva del color block que la dotaba de fresh vibes. La comunidad -incluso- robaba, se hacía dealer de crack o cualquier otro tipo de tapicheo con tal de comprarse ropa de la marca. Porque vestir Ralph Lauren era simbolizar un status, una carta de presentación para acceder a la vida.
A comienzos de los 90, raperos icónicos como Grand Puba empezaron a darle mucho más hype a la marca hasta fijarla en el escaparate comercial. Pero el momentazo llegó cuando Raekwon apareció en el videoclip ‘Can It Be All So Simple‘ con la chaqueta Snow Beach de Polo. Ahora esa prenda es legendaria para la historia del hip hop, y está valorada en más de 2.000 $.
Thristin Howl III también fue uno de los impulsores de la Lo Life gang. Ese colectivo que, más allá de Polo, llegó a introducir todo tipo de marcas en la escena, así como desprender a fuego esa filosofía de love & loyalty.
El movimiento ha llegado hasta el 2018, a la nueva era de la logomania y veneración del streetwear, bajo los códigos ‘Money, Hoes & clothes‘, con el trap y Supreme. Because Lo Life is still rapping.
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