El movimiento de histeria y euforia colectiva que desencadenó la marca de streetwear londinense en Nueva York con el lanzamiento especial de las nuevas Air Max 95 en colaboración con Nike, podría acabar convirtiéndola en el nuevo Supreme. ¿Ha reactivado Corteiz la cultura hypebeast?
El efecto Corteiz parece evocar la resurrección de la cultura del hype, y de ese culto al drop que ya proyectaron marcas dentro de este mismo escenario subcultural como Palace o Supreme. Toda esa vorágine de desenfreno en torno a los lanzamientos o drops, con colas de cientos de personas a las puertas de los templos del hype con el fin de hacerse con productos exclusivos y pertenecer a esas comunidades idealizadas podrían volver a formar parte de una nueva realidad.
Esa misma estela o llama que pareció apagarse se reaviva ahora por parte de Corteiz, la marca de Clint que está reescribiendo las reglas del juego. La firma británica que nació en 2017, como un club privado al que todo el mundo quería pertenecer, ha cultivado durante estos años toda una red de devotos que forman parte de una emergente comunidad de streetwear que venera ahora su religión desde cualquier parte del mundo. Toda esa estética capaz de fusionarse con la cultura juvenil londinense, donde la ropa deportiva representa un uniforme o un símbolo de estatus, se expande ahora como el universo.
EL CULTO AL «DROP»
Ese culto que genera la marca en Londres extendió así su poder e influencia en Nueva York, generando el mismo impacto en el evento que presentaron en torno al colorway especial en colaboración con Nike de las Air Max 95.
El 21 de marzo el fandom de Corteiz acudió de manera frenética a esa pop-up de la marca en la que podían comprar la silueta exclusiva. Al día siguiente, en StockX, el precio de reventa se había más que triplicado, pasando de los 190 dólares iniciales a más de 600 dólares.
Corteiz dejó caer coordenadas que llevaban a miles de personas a un buque insignia local instalado entre la calle 34 y 7ª Avenida de Nueva York. Un enclave enigmático en el que podían conseguir el par especial “Pink Beamm», que acabó congregando a infinidad de personas enfundadas en los chándales “Alcatraz” de la marca.
La expectación y el furor corrieron por las venas de esas nuevas generaciones del hype que hicieron cola durante horas para conseguir esa sneaker convertida en el nuevo objeto de culto. Episodios clave que se suman a ese poderoso movimiento por parte del sello que está redefiniendo la cultura streetwear, y que podría convertirse en el Supreme de una nueva era.
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