Sabato de Sarno presentó durante la jornada de ayer su primera colección crucero para la casa italiana en el Tate Modern.
La capital británica se convirtió, una vez más, en el epicentro de la moda internacional con motivo del último show de Gucci ubicado en uno de los puntos más históricos de la ciudad. Y es que el Tate Modern lleva más de 135 años conectando a las personas con las diferentes culturas en un escenario diverso y único para el intercambio, yuxtaposiciones inesperadas y encuentros imprevistos.
Ahora, Sabato de Sarno se apodera del lugar para desvelar su primera Colección Crucero como director creativo de Gucci, una nueva historia contada desde su visión única, sus recuerdos y memorias de lugares, personas e ideas londinenses que se entremezclan con los códigos más tradicionales de la Casa. Al mismo tiempo, busca esa modernidad que evoca la propia arquitectura del edificio con sus bloques de hormigón, los cuales han sido intervenidos por un poema firmado por Mustafa the Poet para la especial ocasión, donde el hombre y la naturaleza, lo sentimental frente a lo minimalista, abrazan la dualidad para mostrar las dos caras de Londres, las dos caras de la vida. Una antítesis simbólica de la que se hace eco la colección por sí misma.
«El diseño de moda es un medio para estudiar, explorar e interpretar. Después de haber expresado mis ideas de deseabilidad y sensualidad, esta es otra pieza mía, más romántica, más contradictoria. Me gusta tomar algo que creemos conocer y romper con sus reglas, llevarlo tan lejos como sea posible, sin desvirtuarlo nunca. Llevarlo hacia su opuesto y encontrar la armonía» asegura de Sarno.
Las piezas, inspiradas en la vibrante ciudad y su cultura, subvierten los códigos de vestimenta para evocar un sentimiento de provocación. Los abrigos cortos confeccionados en tejidos técnicos se contraponen a los delicados diseños florales ejecutados en 3D en organza cortada con láser; las cazadoras de piel en corte oversized sobre los vestidos vaporosos y plisados; y las camisas en popelín sobre el denim relajado y a juego con los zapatos planos como las bailarinas o los mocasines. Los detalles ecuestres rinden homenaje a la tradición de Gucci mientras que los símbolos del estilo británico -el tartán o la sastrería- y los emblemas de la Casa se reinterpretan para enfocarse en una nueva generación.
Por último, la marroquinería se adapta al cuerpo y se inspira en la Italia de principios de los 70, como el bolso Gucci Blondie.
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