El fenómeno colaborativo entre las empresas tradicionales de ropa deportiva y las casas de lujo está llevando a firmas como Balenciaga a subvertir e ironizar la moda sin límites. Incluso la crítica global ha llegado a replantearse si Demna haya podido llegar demasiado lejos con todo esto. ¿Ha alcanzado Balenciaga el clímax del bootleg couture?
Si fusiones creativas catalizadoras de esta corriente como la de Louis Vuitton x Supreme o Dior x Jordan, o adidas con Prada o Gucci ya habían desvirtuado el significado del lujo, puede que esta última colaboración entre Balenciaga y adidas haya alcanzado nuevas cotas.
La unión entre Balenciaga y adidas que debutó durante el desfile de primavera 2023 de la marca en la Bolsa de Nueva York de Wall Street, volvía a inspirarse en su ya característica cultura bootleg, lanzando una crítica al capitalismo estructural, mientras exploraba los límites del lujo en la industria de la moda.
La colección compartida desplegaba sobre la pasarela de corte financiera una serie de variaciones high-end de artículos cotidianos de adidas. Una camiseta de archivo de adidas de 45 USD, se convertía en una de 1.550 USD que sustituía su nombre por el de Balenciaga. La casa de lujo volvía con todo ello a demostrar su habilidad como hacker de la moda, sin ni siquiera sacar a relucir el diseño o su culto a la fealdad.
Lo que verdaderamente subía al estrado de la pasarela era la provocación y la ironía que ya vimos reflejadas en modelos como su sneaker viral Distressed Paris; que hacía gala de unas zapatillas de 1.850 dólares que podrían haberse rescatado de la basura. Por no hablar de su versión distorsionada y «destroyed» de las Stan Smith.
LA OBSESIÓN SATÍRICA DE DEMNA
Es precisamente ese nivel de subversión el que alteró esta última pasarela en la que los invitados fueron invitados a Wall Street en momentos en los que la bolsa y la vida en general se está hundiendo. Entre modelos ocultos bajo máscaras de látex y siluetas exageradas, Gvasalia proyectaba a la luz que “el dinero era el mayor fetiche de todos.”
Ese aparente mensaje (envenenado) anti-capitalista, nos llevó a replantearnos si realmente Balenciaga consiguió evocar esa ironía con prendas de miles de dólares, cuando se trata de la marca de moda del mundo, y se beneficia más que nadie de esta industria. De ahí subyace una gran estrategia de marketing dirigida a la clientela de la casa de lujo.
Balenciaga, a través de adidas, está dando a toda su comunidad lo que realmente quiere: ironía en su forma más pura y gráfica para que todo el mundo pueda ser consciente de tu estatus social y del dinero que hayas invertido en el poder y en la influencia de su logotipo.
Demna Gvasalia ha conseguido así abrir una nueva era y darle un nuevo significado al lujo, a la publicidad y a la simbiosis entre la ropa de calle y la alta moda, aunque realmente se desconozca si ese boom colaborativo y satírico en la moda vaya a explotar en cualquier momento.
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