Nach volvió a la escena por la puerta grande con Destino, su primer disco en siete años. Un álbum versátil, ambicioso y lleno de matices, que reafirma su lugar como una de las voces más poéticas del rap en español y, al mismo tiempo, lo proyecta hacia nuevas dimensiones artísticas.
El foco inicial está en «La Vida Se Va«, un tema junto al puertorriqueño Eladio Carrión que llega acompañado de videoclip y donde se reflexiona sobre el tiempo, el presente y la fugacidad de la vida. Pero Destino es un proyecto coral donde Nach decide abrir su universo a artistas de distintas escenas y países.
Así, el disco conecta con la emoción de Manuel Carrasco, el pulso generacional de Trueno, la autenticidad de SFDK, las voces latinas de Nanpa Básico y Micro TDH, la melancolía de Alice Wonder, la cercanía de Ambkor y la contundencia de Akapellah.
HIGHXTAR (H) – Siete años sin álbum propio… ¿cómo se vive este regreso? ¿Es como estrenar de nuevo?
Nach (N) – No es exactamente debutar, pero sí siento nervios y mucho vértigo. Sobre todo hay excitación: tener algo que ha estado en mi cabeza tanto tiempo, darle forma, y que finalmente la gente lo escuche. También incertidumbre: ¿les llegará como me llega a mí? Pero es una sensación positiva. Lo que me gusta de hacer música es vivir esas emociones: componer, grabar, ver las reacciones, viajar…
(H) – Te han llamado «leyenda» del rap en español. ¿Cómo gestionas ese peso? ¿Volver con la presión de ser “el mejor”?
(N) – Intento no pensar en eso. No cargo con la idea de ser una leyenda. Me considero todavía aprendiz. La responsabilidad que noto es interna: quiero que cada canción me erice la piel, que tenga sentido para mí. Si me meto demasiado en lo que otros esperan, se rompe mi relación íntima con la música.
(H) – En estos años el panorama urbano ha cambiado: artistas llenan estadios, lo urbano es mainstream. ¿Dónde sitúas tu música hoy?
(N) – El rap se ha diversificado y está bien que así sea. Muchos grupos se han ganado su espacio porque conectan con la gente. Nosotros también lo hicimos en su momento. Para mí lo esencial es seguir aquí con propósito, adaptarme sin perder mi esencia. Lo que no controlo lo dejo fuera.
(H) – ¿Crees que el rap se ha convertido en un fenómeno de masas?
(N) – Diría que la música urbana sí lo es. Dentro de ella hay quienes muestran su arte auténtico y quienes buscan fórmulas más comerciales. Yo sigo con la misma relación honesta con la música: no sé hacerlo de otra forma.
(H) – Mi Ciudad, con Trueno, genera ese sentimiento de pertenencia, de volver a lo urbano «clásico». ¿Por qué ves que ese formato cada vez aparece menos?
(N) – Quizás algunos creen que lo banal vende más, pero para mí el rap sigue estando en la calle, sigue siendo real. Esa autenticidad es la que me interesa. Lo demás no encaja en mi universo.
(H) – En Destino hay una mezcla clara entre lo clásico y lo moderno. ¿Qué Nach se va a escuchar?
(N) – Es mi esencia, pero con elementos nuevos. He escuchado lo que suena ahora y he querido incorporar algunas cosas. Tocar lo actual, pero mantener lo atemporal: pianos, cuerdas, instrumentos «de siempre», junto a percusiones modernas y tempos actuales. Creo que ese equilibrio está conseguido.
(H) – ¿Por qué el título Destino? ¿Qué mensaje lleva?
(N) – Habla de decisiones, de trayectorios, de lo inevitable y lo construido. Es homenaje al camino recorrido y celebración del ahora. Cada paso, cada verso te lleva al lugar donde debes estar.
(H) – ¿Qué le dirías a quien nunca te ha escuchado y va a empezar por Destino?
(N) – Que se va a encontrar con alguien que intenta ser honesto. Que comparto lo que vivo y siento en mis canciones, con mi esencia, pero también con ganas de seguir aprendiendo.
Con más de dos décadas de carrera y un legado que ha marcado varias generaciones, Nach abre aquí una nueva etapa en la que tradición y modernidad se funden sin complejos. Y este otoño, con el inicio de su gira por España, será el público quien escriba junto a él las próximas páginas de este viaje.
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