El creador debuta como director creativo de la marca londinense con total libertad para hacer lo que mejor se le da: conectar con su comunidad y romper Internet.
Cuando una marca como Beefeater se cruza con uno de los creativos más aclamados del momento como Nil Ojeda, solo puede pasar una cosa: magia embotellada. Y eso es justo lo que ha ocurrido con el lanzamiento de su nueva bebida ready-to-drink Beefeater&Lemon, una ginebra con limón que llega en formato limited drop.
Fiel a su estilo, Nil no ha trabajado solo. Desde el primer brainstorming, ha involucrado a su audiencia en todo el proceso creativo, y ha trabajado mano a mano con Miguel Caravaca, célebre artista conocido por su estilo explosivo inconfundible. Juntos, han creado una lata que es puro arte contemporáneo: combinaciones de colores vibrantes, pinceladas salvajes, mensajes encriptados y símbolos personales.
Aprovechamos esta ocasión especial para hablar con Nil y preguntarle cómo ha vivido este proyecto en primera persona, sus partes favoritas del proceso y qué se lleva de este encuentro.
HIGHXTAR. (H) – ¿Cuánto hay de Nil en esta lata?
NIL OJEDA (N.O) – Bastante. Es muy yo pero sobre todo es un trabajo con Caravaca, que es el autentico artista y que ha llevado a cabo las ideas. Cómo no, tenían que incluirse iconos que se identificaran dentro de la comunidad, como el maletín del 21 días que está en todos, la frase que llevo tatuada o a Rita, ya que Miguel tiene a Trueno y fue algo muy especial.
(H) – ¿Cómo ha sido el proceso creativo? ¿Qué ha pasado desde que te contactaron hasta que has tenido en tus manos el producto final?
(N.O) – Pues ha sido un viaje. Desde el primer momento me dieron libertad creativa real, y eso se nota. Lo primero fue ver qué quería la comunidad, pensar qué podíamos hacer y sobre todo juntarme con Miguel, soltar ideas y empezar a trazar cómo podíamos hacer algo que no fuera “otra collab más”. Grabamos en su estudio, pintamos (yo más que pintar, ensucié jaja), y de ahí salió la base. Luego ir viendo cómo pasaba del lienzo a una lata.
(H) – ¿Qué parte de este proyecto has disfrutado más?
(N.O) – El estudio. Sin duda. Pintar, grabar, probar cosas sin presión… fue una experiencia de esas en las que te lo pasas increíblemente bien. Y luego ver cómo todo eso se transforma en algo que puedes tocar y que la gente de forma limitada se lleva a su casa.
(H) – ¿Dónde buscaste/encontraste la inspiración para diseñar esta lata?
(N.O) – Un poco en todo: en lo que me gusta visualmente, en lo que me apetecía contar, y en dejarme llevar por el estilo de Miguel. No fui con una idea cerrada, la verdad. Dejar que saliera solo, sin forzar, fue parte de la magia.
(H) – ¿Qué es lo que más te ha gustado de trabajar mano a mano con Miguel?
(N.O) – Que es un tío generoso. No todo el mundo te deja toquetear su obra con tanta confianza. Tiene su estilo muy marcado, pero a la vez se abre a probar cosas. Ha sido como jugar, pero con alguien que sabe mucho de lo que hace.
(H) – ¿Tuvisteis una visión común desde el principio o fue una evolución?
(N.O) – Diría que había buena sintonía desde el minuto uno, pero lo fuimos construyendo. Él tenía su universo y yo el mío, y poco a poco los fuimos mezclando hasta que encajaron. No fue forzado, fue natural.
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