Hablamos w/ Zhamira sobre su nuevo proyecto, "Curita Para el Corazón"

Zhamira está viviendo un momento importante en su carrera. Sigue construyendo su propio camino y entiende la música como algo que se vive y se siente. Desde sus inicios en Venezuela hasta su presente en Miami, su recorrido ha estado marcado por la constancia, la disciplina y una conexión muy cercana con la gente que la rodea.

Su nuevo proyecto se mueve entre el pop, el R&B y lo urbano, pero huye de las etiquetas cerradas. Todo parte de un lugar muy claro, la honestidad emocional. Zhamira entiende la música como un espacio seguro donde compartir vulnerabilidades, sanar y acompañar a quien escucha desde algo real y cercano.

Aprovechamos esta ocasión para hablar con ella sobre sus primeros pasos, el miedo a componer, la importancia de respetar los tiempos, el peso de lo visual como lenguaje y cómo imagina su camino a futuro.

HIGHXTAR. (H) — ¿Cómo recuerdas tus primeros pasos en la música y qué te impulsó a dedicarte a ella profesionalmente?

ZHAMIRA (Z) — La música siempre ha sido parte de mí desde muy pequeña. Empecé con clases de canto en Venezuela cuando entendí que era algo que realmente me movía. Veía a artistas que admiraba y pensaba: esto es lo que quiero hacer para siempre. Aunque luego mudarme de país fue un cambio fuerte, pude seguir formándome en Miami. Desde muy joven tuve claro qué quería y trabajé por ello.

(H) — ¿Hubo algún momento en el que entendiste que tu voz tenía algo especial?

(Z) — Al principio no cantaba muy bien, por eso decidí formarme. Fueron mis papás quienes me impulsaron a hacerlo y quienes me dijeron que mi voz tenía algo que conectaba con la gente. Que cuando cantaba, la gente se detenía a escuchar. Ellos han sido
mi mayor fuente de inspiración y de formación también.

(H) — Has hablado de construir tu carrera «sin prisa». ¿Qué significa eso para ti?

(Z) — Más que sin prisa, es aprender a disfrutar el proceso. Esta industria va muy rápido y uno a veces quiere que todo pase ya, pero hay muchísimo aprendizaje en el camino. Hoy, siendo mamá y teniendo otras prioridades, he aprendido a abrazar mi ritmo y a valorar cada paso.

(H) — ¿Cómo ha evolucionado tu proceso creativo desde tus primeras composiciones?

(Z) — Antes tenía mucho miedo de componer. Hoy no. Entendí que lo peor que puede pasar es empezar de cero. Mi primer disco, Curita para el corazón, me ayudó mucho a perder ese miedo y a confiar más en mí. Ahora me siento mucho más segura al escribir.

(H) — Tu música transita entre varios géneros. ¿Cómo mantienes una identidad clara?

(Z) — Mi identidad está más en el mensaje que en el género. Me di permiso para explorar sin ponerme barreras y eso abrió un mundo de posibilidades. Me di cuenta que cuando me quité la barrera de que yo nada más puedo hacer baladas, se abrió un mundo de posibilidades como la bachata, como el pop un poquito más fuerte, no tan baladoso, el merengue, la salsa y son cosas que me disfruto mucho también que antes no tenían conocimiento solamente porque yo me estaba poniendo un parado. Y me parece que es algo que muy valioso. Uno poderse dar la oportunidad de explorar diferentes cosas que uno tiene por dentro, sin ponerse tantas paredes.

(H) — ¿Qué papel juega la honestidad emocional en tu música? ¿Te resulta fácil exponer tus vulnerabilidades en las letras?

(Z) — Cada vez que compongo intento ser lo más transparente posible. Si no lo soy, siento que la gente no va a conectar de verdad y que no se va a sentir genuino. Además, estaría vendiendo algo que no es real y que, cuando me veas interpretarlo, no te lo vas a creer porque yo no lo estaría sintiendo. Para mí es muy importante ser honesta. A veces escribo sobre experiencias propias, otras sobre cosas que ya forman parte del pasado o incluso vivencias de amistades que comparten sus historias conmigo, pero siempre desde un lugar con el que conecto de verdad y que siento como mío.

(H) — ¿Qué lugar ocupa la estética —maquillaje, styling, escenografía— en la manera de contar tus historias?

(Z) — Para mí lo visual es muy importante porque soy una persona muy visual. En este disco quise que todo estuviera conectado al color rojo, porque cuando uno habla de corazón, automáticamente piensa en ese color. Por eso, desde el lanzamiento, todo lo que se ve —la ropa, las uñas, los sets— tiene detalles rojos. Siento que lo visual y lo auditivo tienen que ir de la mano, sobre todo en un proyecto que habla de sanación y de curitas para el corazón.

(H) — ¿Qué artistas o referentes te inspiran actualmente, dentro o fuera de la música?

(Z) — Admiro mucho a mi esposo como artista, incluso desde antes de ser pareja. Me encanta su manera de interpretar y su mensaje. También escucho mucho a Morat; muchas veces pienso que ojalá alguna de sus canciones se me hubiera ocurrido a mí. Me gusta Aitana, Karol G, Rosalía y Ela Taubert. Me inspiran tanto por su música como por la forma en la que conectan lo visual con su propuesta artística.

(H) — Si tuvieras que describir la energía de tu nuevo proyecto con una sola palabra, ¿cuál sería y por qué?

(Z) — Diría que es una energía sanadora. El disco te lleva por una montaña rusa de emociones desde que empieza hasta que termina. Me gusta pensar que son como 14 curitas, una por cada canción, todas de distintos tamaños, para que cada persona pueda elegir la que necesita para sanar su herida.

(H) — Para cerrar, ¿cómo imaginas tu carrera dentro de cinco años?

(Z) — Me gustaría imaginarla parecida a como la veo ahora, pero con más corazones tocados a través de la música. Siempre de la mano de mi familia, de mis seres queridos y de gente bonita que me apoye. Ojalá dentro de cinco años pueda llegar a los oídos y a los corazones de muchas más personas alrededor del mundo.