Andrea Zuckermann, nacida y radicada en Ciudad de México, es la encarnación perfecta de cómo convertir la adversidad en una declaración de estilo y empoderamiento. Desde niña, su espíritu competitivo la llevó a explorar y dominar distintas disciplinas deportivas: catorce años en la gimnasia, cuatro en el tenis y tres en el voleibol. Pero su pasión no se detuvo ahí; también cultivó un amor profundo por la música, la literatura y las artes visuales, dibujando desde temprano una narrativa de vida rica y multidimensional.
Su interés por el diseño la condujo a estudiar Diseño Industrial en la Universidad Iberoamericana, donde descubrió su obsesión por las conexiones socioculturales entre los objetos y sus entornos. Más tarde, refinó su visión con dos posgrados, en Central Saint Martins de Londres y en el Instituto Marangoni de París, donde su amor por la moda, la cultura y el diseño se consolidó con una perspectiva global y vanguardista.
La vida, sin embargo, le tenía reservada una prueba más dura. En 2020, un accidente la dejó paralizada, pero lejos de detenerla, este suceso se convirtió en el impulso definitivo para redefinir su camino. Andrea firmó con la icónica agencia Queta Rojas, irrumpiendo en la escena del modelaje como un símbolo de representación y resiliencia para las personas con discapacidad, especialmente aquellas que viven la experiencia de la movilidad reducida.
Su historia no tardó en captar la atención de muchos, convirtiéndose en una voz potente que ofrece charlas sobre el amor propio, la aceptación de la mortalidad y la inclusión. Uno de sus discursos más potentes es sobre la arquitectura universal, abogando por diseños accesibles y disfrutables por todos, sin importar las capacidades físicas, sensoriales o cognitivas. Andrea no solo desafía los estándares, sino que los redefine, llevando el concepto de inclusión más allá de la teoría y poniéndolo en práctica.
HIGHXTAR (H) – Para los que todavía no te conozcan, ¿quién es Zucki?
ZUCKI (Z) – Zucki es creatividad, emoción, fuerza y determinación.
(H) – Desde muy joven estuviste involucrada en el deporte. ¿Cómo crees que esa disciplina y competitividad influyeron en tu carrera como diseñadora y modelo?
(Z) – La verdad, siento que he vivido tres vidas muy distintas y separadas. La primera fue deporte y disciplina; la segunda, de los 17 a los 22 años, fue caos, aprendizaje y crecimiento; la última comenzó con mi accidente, que me hizo perseverante, paciente conmigo misma y empática. La disciplina es algo que me cuesta mucho, pero soy trabajadora, y la competencia me motiva. Siempre aplaudo los triunfos de las personas en mi medio, pero eso también me hace querer más y esforzarme más.
(H) – Tu formación académica comenzó con Diseño Industrial, pero luego diste el salto al diseño de moda en Central Saint Martins y en el Instituto Marangoni. ¿Cómo se conectan estos mundos en tu trabajo actual?
(Z) – En Central Saint Martins también estudié diseño de producto, que va de la mano con el diseño industrial. Marangoni fue donde exploré más la moda. Conecto estos mundos en mi vida actual porque soy muy visual; me gusta que haya equilibrio en mi vida, en los outfits, en mi espacio, en mi casa. Me gusta combinar colores, aplicar sus teorías y saber qué me favorece, y qué le favorece a un espacio.
(H) – Tu carrera despegó en medio de una pandemia y después de tener un accidente tu vida dio un cambio radical. ¿Cómo fue tu proceso de transformación personal y profesional tras esa experiencia?
(Z) – Lo que más me cambió fue aceptar la belleza en todas sus formas y darme cuenta de que los estereotipos no tienen sentido. Tuve que aceptarme en un nuevo cuerpo. Esto fue clave para todo, ya que hizo que una carrera en el mundo de la moda no solo fuera algo personal, sino algo que representa a una comunidad entera. Es el sentimiento más hermoso saber que representas mucho más que solo a ti mismo.
(H) – ¿A qué desafíos te has enfrentado como modelo después de que te diagnosticaron una discapacidad y cómo los has superado?
(Z) – Constantemente hay desafíos de salud. La verdad es que hay altibajos, como en todo en la vida, pero después de casi morirme, tengo una motivación por vivir, por las experiencias, por el amor, por lo laboral, que no muere. Siempre está ahí, lista para afrontar las cosas. A veces toma tiempo porque pasan cosas duras, o meses malos, pero siempre me motiva saber que hay una comunidad entera viéndose reflejada en mí. Y por ellos y ellas, hago todo.
(H) – Has colaborado con marcas y revistas importantes. ¿Cómo seleccionas los proyectos en los que decides involucrarte? ¿Qué valores deben alinearse con los tuyos?
(Z) – Para mí, lo más importante es que estén dispuestos a aprender y cambiar, que no sea solo un token para ellos. Me ha pasado que marcas me escriben en el mes de la mujer queriendo proyectar sus “valores” uniéndome a una campaña, pero si no me pagan por mi trabajo o no me valoran desde antes, digo que no.
(H) – Has mencionado que uno de tus intereses principales es la arquitectura. ¿Qué es lo que te inspira de esta disciplina?
(Z) – Al adquirir mi discapacidad, me di cuenta de la importancia de la arquitectura para nuestra comunidad. Puede que el gobierno no nos haga caso, pero si las construcciones nos toman en cuenta y hacen bien su trabajo, nuestro día a día sería mucho más cómodo.
(H) – Has logrado captar la atención de muchos con tus charlas sobre temas como el amor propio, la inclusión y la mortalidad. ¿Qué te motiva a compartir estos mensajes?
(Z) – Creo que las personas estamos saturadas con la información de las redes, viendo los cuerpos “perfectos”, vidas perfectas, pulcras, estéticas, y así no es la vida. Me gusta ser lo más honesta y abierta posible, porque si la gente ve que la persona a la que sigue también la pasa mal, ellos se pueden sentir más tranquilos, más identificados, menos presionados por las redes para ser algo que es imposible.
(H) – ¿Cómo imaginas el futuro de la moda en términos de inclusión?
(Z) – La verdad, creo que va a subir y bajar, siempre hay pasos atrás. Pero la moda impone, siempre lo ha hecho, y cualquier paso es gigantesco para nuestra comunidad. Creo que cada vez nos hacemos más presentes y más difíciles de ignorar.
(H) – ¿Qué crees que hace falta para que el concepto de inclusión realmente se vuelva un estándar dentro de la moda, en lugar de un nicho?
(Z) – Me encanta usar la frase “todos vamos a tener una discapacidad”. Nuestra comunidad es la ÚNICA en la que cualquiera se puede volver parte en cualquier momento de su vida, y se hará parte, ya sea por edad, etc. Cuando le quitemos el estigma negativo, es cuando habrá un cambio.
(H) – Si pudieras dar un consejo a jóvenes creativos que están buscando hacer un cambio en la industria desde sus propios espacios, ¿cuál sería?
(Z) – ¿Qué te hace diferente? ¿Qué mensaje quieres dar? ¿Cómo puedes ayudar a más personas? ¿Cómo hacer que tu voz sea merecedora?
Hablamos w/ Andrea Rosso, embajador de sostenibilidad de Diesel.
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