La búsqueda de este icono de lujo sigue siendo tan exclusiva como siempre. Por segunda vez, Hermès ha logrado que un juez estadounidense desestime una demanda colectiva que cuestionaba su famoso sistema de ventas para el bolso Birkin.
Tres compradores de California alegaban que la marca obligaba a adquirir otros productos para poder acceder a un Birkin, un supuesto «sistema de ventas atadas» que, según ellos, era ilegal. El juez James Donato dejó claro que reservar los Birkins para los clientes que más gastan no constituye un delito antimonopolio y cerró el caso de forma definitiva.
Donato incluso señaló que, si Hermès decide fabricar cinco Birkins al año y cobrarlos a un millón cada uno, puede hacerlo. La corte deja así constancia de que la exclusividad extrema de Hermès —ese equilibrio entre escasez y fidelización de clientes— es totalmente legal.
La demanda, que acusaba a la maison de enmascarar un «sistema de lotería» tras los precios astronómicos del Birkin, queda ahora en el pasado. La conclusión es clara, el Birkin sigue siendo un trofeo reservado para unos pocos, y Hermès mantiene intacto su reino de lujo inaccesible.
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