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Irene Molina inaugura ‘Máquinas deseantes’ en la Galería Río y Meñaka

Irene Molina presenta Máquinas deseantes en Galería Río y Meñaka, Madrid: esculturas que transforman lo digital en materia tangible.

Irene Molina inaugura ‘Máquinas deseantes’ en la Galería Río y Meñaka

La artista Irene Molina inaugura en la Galería Río y Meñaka (Conde de Aranda 20, Madrid) la exposición “Máquinas deseantes”, que podrá visitarse del 11 de septiembre al 10 de octubre de 2025 en el marco de Apertura Madrid Gallery Weekend, el evento que convierte a la capital en epicentro internacional del arte contemporáneo cada otoño.

El proyecto se enmarca en una investigación que Irene Molina viene desarrollando en los últimos años sobre la relación entre lo digital, lo material y lo afectivo. La muestra toma su título de la noción de máquinas deseantes formulada por Gilles Deleuze y Félix Guattari, entendidas como dispositivos que nunca cesan de producir conexiones, flujos y transformaciones. Pero en el caso de Molina, esta idea se desplaza al terreno de lo post-digital: un presente en el que las tecnologías ya no se conciben como mediaciones abstractas, sino como infraestructuras físicas y tangibles que sostienen la vida cotidiana.

La nube, ese imaginario cultural que asociamos a lo ligero y vaporoso, aparece aquí desmitificada. Como recuerda la artista, lo digital tiene cuerpo: ocupa espacio en naves industriales, consume energía, respira a través de ventiladores y se organiza en pasillos infinitos de racks metálicos. Las obras que conforman “Máquinas deseantes” nacen en ese territorio oculto: antes de ser esculturas, fueron datos alojados en servidores, polígonos virtuales, líneas de código que circulaban por cables submarinos y discos duros.

El tránsito del archivo al objeto, de lo virtual a lo físico, constituye el núcleo de la exposición. Las piezas condensan información en materia, se pliegan como músculos, se multiplican como organismos y se entrelazan como gestos. Cada escultura funciona como una interfaz que traduce inputs digitales en outputs materiales: un sistema que, aunque opaco en su interior, produce formas sensibles, superficies palpables, presencias escultóricas.

En este sentido, el trabajo de Irene Molina explora la dimensión afectiva de la tecnología. Sus objetos no solo provienen de un archivo común en circulación constante, ese flujo interminable de imágenes que aparece en las pantallas con la promesa de lo más tierno del día, sino que también encarnan un deseo orientado hacia lo que todavía no existe. Desiderare, en latín, significaba precisamente sentir la falta de las estrellas: Se usaba cuando un navegante, mirando al cielo, no encontraba la señal que esperaba. Era un anhelo orientado por la astronomía: esperar algo que brilla lejos y aún no llega. Las esculturas de Molina se sitúan en ese espacio intermedio entre lo que ya es archivo y lo que todavía es promesa, entre la nube industrial y la materialidad de un cuerpo que busca.

La exposición se despliega como un sistema vivo en expansión. Cada obra es un nodo que se conecta con el resto, un engranaje en movimiento que deja huellas, abre pasajes y orienta nuevas formas de deseo. En el espacio de la galería, este ecosistema escultórico convierte lo intangible en palpable, lo industrial en íntimo, lo tecnológico en orgánico. Máquinas deseantes es, al mismo tiempo, una reflexión sobre el presente digital y una invitación a imaginar futuros donde lo virtual y lo material ya no se oponen, sino que conviven como piel y pliegue, como flujo y volumen, como archivo y estrella.

Galería Río y Meñaka, Madrid
11.09.25 – 10.10.25

Irene Molina redefine el lujo con ‘Sculptural Bag’.

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