Catherine Holstein se ha puesto un poco rebelde para la temporada Resort 2026, y lo ha materializado en una colección donde se encuentran cara a cara la sofisticación y el minimalismo propios de Khaite con el grunge de los 90. Y no, no es el grunge que te imaginas, donde las botas están sucias y las ropas de aquella manera. Aquí el caos viene bordado en seda japonesa.
Las imágenes hablan por sí solas: iluminación frontal cruda, poses entre desgana y dominio de la situación: actitud 90s filtrada por el ojo de una editora de moda del Lower East Side. Piensa en PJ Harvey en una portada de The Face. Piensa en una Winona Ryder vestida de cuero oversize y gafas negras camino a la Filmoteca. Esa es la energía en KHAITE Resort 2026.
Holstein, hija estética de los noventa, no cae en la nostalgia fácil. En lugar de replicar, reformula: abrigos en plongé con hombros tensos y vuelo de capa, denim low-rise con lavado artesanal que lleva 16 horas, y prendas de punto que parecen pensadas para Courtney Love si hubiese fichado por Hermès.
Todo esta temporada se mueve en una especie de tensión entre términos totalmente opuestos. Las rayas cebra, el leopardo desvaído, el cuero desgastado y el cashmere lavado conviven en una estética que parece sacada de un archivo olvidado de Corinne Day. Las proporciones se deforman y se reequilibran: trenchs con cintura caída, chaquetas tipo cocoon y pantalones que parecen medio bajados. El desajuste, los pelos a lo loco y la languidez en las modelos están totalmente calculados.
Resort 2026 de KHAITE podría vestirse en un vídeo de Mazzy Star, en una peli de Gregg Araki, o en la primera fila de una exposición de Wolfgang Tillmans. Holstein nos ha venido a decir un poco como que el grunge sí puede oler a seda japonesa y una modelo que viste prendas de lujo también puede tener ojeras. La sofisticación no siempre necesita ser planchada, no?
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