Colm Dillane, el eterno soñador con corazón de niño y espíritu inventivo, volvió a protagonizar uno de los encuentros más especiales de PFW.
Bajo el título ‘The Boy Who Jumped The Moon’, el creativo presentó un desfile-poema con forma de experimento visual, celebrado en el interior del Musée des Arts Décoratifs de París. En un espacio más asociado al arte que al textil, Dillane nos introdujo en un universo que oscila entre el absurdo lúcido y la nostalgia optimista. Porque cuando eres niño, el fracaso es sólo una pausa en el aire.
La colección captura ese instante suspendido, donde todo parece posible. Y es entonces cuando surge una narrativa visual de proporciones lunares, tejida con sastrería estampada, siluetas ingrávidas y referencias a uniformes escolares. Las prendas parecen extraídas de un libro infantil jamás publicado, en paletas de colores que recuerdan a las cajas de lápices infantiles.
Hubo muchas sorpresas, tanto en materia de colaboraciones como de apariciones estelares. En primer lugar, se desveló una colaboración con Mercedes-Benz, basada en un prototipo del nuevo CLA transformado en arte móvil. El vehículo incorpora alas de turbina, una baca de rally, un tirachinas cromado y un guiño a la icónica ‘Kissing Face’ de KidSuper.
Junto a esta fantasía mecánica, surge también una cápsula de 13 piezas de espíritu vintage experimental; además de una bolsa térmica firmada por Papa Johns y una cápsula que mezcla la estética deportiva con el imaginario lírico de Dillane, de la mano de PUMA.
Sobre la pasarela desfilaron dos estrellas internacionales: Ballotelli y Ryan Castro, quienes debutaron en Paris Fashion Week y sorprendieron al público presente (en el que nos encontrábamos nosotros).
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