Abandonando la pureza minimalista que definió su colección anterior y abrazando lo disonante, lo incompleto y la superposición de ideas, texturas y épocas.
En una especie de homenaje al cineasta húngaro Béla Tarr, conocido por su enfoque desolado y poético sobre la vida humana, Kiko Kostadinov refleja su visión estética en una serie de piezas que parecen estar atrapadas en un universo sombrío, donde la ropa es mucho más un reflejo de la convivencia con el entorno que una simple capa exterior.
Para comprender la propuesta es necesario comprender la reinterpretación de la funcionalidad, la reutilización y la transmutación de lo que está disponible. Inspirada en las prendas militares y artesanales de Hungría y Bulgaria, la colección revela un enfoque casi nostálgico, pero también desafiante, hacia lo que se podría considerar «sobrante».
Diseños que se transforman con el paso del tiempo, que se construyen y deconstruyen una y otra vez, con materiales que parecen ser reciclados, reutilizados y reciclados nuevamente. Los bordados, las mantas y los cuadros tradicionales se convierten en un juego de texturas que redefine el concepto de lujo y estilo.
Al mismo tiempo, las pinturas distorsionadas y oscuras de Ken Trubkovich, contribuyen a las tonalidades generales de la idea.
Otro aspecto destacado es la asimetría, un lenguaje que se extiende a lo largo de chaquetas, pantalones, tops y, por supuesto, abrigos. Esta disposición no solo responde a un gusto por la irregularidad visual, sino que también hace eco de las composiciones cinematográficas de Tarr.
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