Daniel Roseberry continúa dominando el imaginario colectivo a través de un exquisito toque de surrealismo y referencias históricas.
Todo comienza en 1940, cuando Elsa Schiaparelli abandona París y pone rumbo a Nueva York. Lo que parecía el fin de una era fue, sin saberlo, el principio de otra. Y es justo en ese momento, donde la dualidad entre la elegancia extrema y el caos bélico convergen, cuando surge el ADN de esta colección.
¿Puede una colección sin color hablar de futuro? En el imaginario de Schiaparelli sí. La ausencia cromática aquí no representa nostalgia, sino renovación. Un mundo donde solo existe el arte, la forma y la memoria. Atrás quedan los corsés para dar lugar a estructuras que definen la silueta femenina desde un dramatismo contenido, casi arquitectónico. El volumen no es ostentación, es lenguaje. Las cinturas se marcan con precisión. Las caderas, acentuadas mediante técnicas inesperadas, evocan un empoderamiento imponente pero ligero al mismo tiempo.
Los símbolos de la Casa -el ojo, el candado, lo anatómico- se disuelven y reaparecen en pequeños detalles: cerámicas artesanales incrustadas en la sastrería, foulards con cintas métricas bordadas en hilo de seda, y referencias al trabajo manual de los años 30 y 40 que hoy cobran un nuevo sentido.
Surgen también piezas de fantasía como la capa ‘Apolo’ de Elsa, convertida ahora en una constelación metálica tridimensional; o un vestido de tul blanco con bordados en forma de conchas. La chaqueta ‘Elsa‘, reinterprétala con hombros afilados y tejidos con peso narrativo, se convierte en una nueva armadura del presente.
Es demasiado fácil idealizar el pasado. Es demasiado fácil temer el presente. En enero de 1941, Elsa regresó a París para una breve visita a pesar de la guerra, deteniéndose primero en Portugal, donde entregó 13.000 cápsulas de vitaminas al ministro francés en Lisboa en nombre del Socorro de Guerra Americano-Francés. En mayo de ese año, regresó a Nueva York y se reunió con muchos de sus amigos y compatriotas surrealistas que también habían buscado refugio allí. Esta colección recuerda que mirar hacia atrás no sirve de nada si no podemos encontrar algo significativo que aportar a nuestro futuro.
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